No prueben, eh. Pero si cualquiera de ustedes se va a un museo provincial… qué se yo… No le digo ya al Museo Picasso de Málaga, no, al museo Massó de Bueu, y se acerca demasiado a una obra medianamente valiosa, tardan segundo en chistarle que se aparte. No ya en un museo, en una exposición itinerante.
Qué es lo que está ocurriendo en los museos por el mundo, yo no lo sé, pero resulta absolutamente increíble que unos mastuerzos acneícos puedan ponerse a grabar, acercarse a un cuadro, abrir sus mochilas, abrir una lata, todo sin demasiada premura, lanzarla contra una obra maestra única, echarse pegamento en las manos pegarse a la pared, soltar un par de sandeces… y que no pase nada.
No ya es que le den un porrazo, que estaría totalmente justificado, es que ni un guardia aparece por allí para estropearles el plano. Y la gente los mira como si nada. Es todo realmente misterioso.
¡Pero si le haces una foto con flash a alguien en el Prado y ya tienes a alguien de seguridad encima! Qué digo el Prado… en el museo de caracolas de Alicante. Si es que existe. Parece que la moda ha prendido y ya tenemos a la chavalada con su urgencia climática emulando a los de la salsa de tomate y embadurnando obras de arte.
De todas las idioteces que puede hacer un adolescente, esta es la más indignante. Porque encima viene con moraleja. Y con la certeza de que si lo hacen es porque va a ver un adulto aun más alelado que ellos que intentará comprenderlo.
Los museos españoles está preocupados y alerta por esta ola de imbecilidad creciente pero no han dispuesto de ningún protocolo especial, por la razón sencilla de que el vandalismo está perfectamente contemplado. El vandalismo y el la posibilidad de que un visitante este aquejado de cualquier tipo de trastorno de la personalidad que le invite a la destrucción.
Lo que sorprende es que lugares tan renombrado y reputados, custodios de obras únicas, como la National Gallery o el Museo Barberini de Postdam, permitan que unos eco memos desplieguen una larga performance para vandalizar un cuadro. Es que es más, tampoco tiene demasiada explicación que ocurra ni en el museo de cera Madame Tussaud, dónde unos histéricos sacaron una tarta la estamparon contra la figura de Carlos III. Les hubiera dado tiempo a prepararla, hornearla y a que se levantara el bizcocho. Y qué paz se respira en la escena. De verdad que cuesta creerlo.
Ahora, que habida cuenta el potencial de emulación que tienen estas idioteces en la era tik tok no tengan duda de que asistiremos a nuevas performances de este estilo.
Les menciona la figura mancillada de Carlos III. El monarca británico se someterá pronto a una de esas ceremonias que le resultan tan engorrosas cuando invista al nuevo primer ministro del Reino Unido, un hombre aún más rico que él
Rishi Sunak ha ganado la carrera, porque es el único que se ha presentado en la pista con los avales necesarios para competir. No será Boris Johnson, pues, quien con su retorno ejemplifique hasta qué punto se ha desquiciado la política británica tras el brexit.
Será Rishi Sunak, un hombre de procedencia india, exministro de Finanzas, reputación de moderado y multimillonario. Tanto que el patrimonio de su familia es aun superior a la de Carlos III. De manera que el relato de la superación de las adversidades queda un poco raro. Ahora bien, desde un punto de vista interseccional, no hay duda, se trata de un hombre oprimido. El chico de Goldman Sachs, lo llama Ignacio Rodríguez Burgos.
Ahora que si ya denunciábamos el secuestro democrático que supone que 200mil militantes de un partido decadente estén nombrando a capricho a un líder que luego sus representantes se encargarán de destruir… lo de ahora es todavía peor: apenas unas decenas de avales, de un grupo parlamentario que es una picadora de carne, habrán decidido quién será el próximo primer ministro de todos los británicos.
Hoy se ha conocido un barómetro de Andalucía que debería hacer saltar todas las alarmas en el PSOE, porque todavía no ha tocado suelo la otrora federación más poderosa del socialismo español. Está ya a 24 puntos del PP de Juanma Moreno que en cambio sigue creciendo.
Luego escucharemos la columna de los lunes que nos trae Ignacio Varela. Hoy fue a Más de Uno de Carlos Alsina en calidad de entrevistado para presentar su libro ‘Por el cambio’. Se trata de un repaso a la historia de cómo Felipe González refundó el PSOE y lo llevó al poder, por parte de alguien que conoce bien las entrañas del partido. Allí lanzaba una interesante advertencia.
Otro dato que debe interesar a Pedro Sánchez en su calidad de secretario general del PSOE y previsible candidato a la reelección en unas generales. 7 de cada 10 andaluces están en contra de un indulto a Griñán. 7 de cada 10.
Aunque ahora el PSOE anda en otras urgencia como la de buscar un candidato que le dispute a Almeida la alcaldía de Madrid. Hoy contaba en The Objective Ketty Garat que ya han pensado en Fernando Grande-Marlaska. Hombre, sabíamos que el ministro del Interior no estaba en su mejor momento de relación con Sánchez, lo que ignorábamos es que el presidente le desea tanto mal.
Intuyo que ni en Andalucía ni en Madrid va a favorecer al PSOE el espectáculo de la negociación de los Presupuestos. Porque ya se van conociendo las facturas extra de los Presupuestos-con-más-gasto-de-la-historia. Dicen que entre ella no se encuentra la reforma del delito de sedición pero ya es casualidad que justo hoy El País amaneciera con este titular en portada: «El Gobierno se abre a reducir a la mitad la pena de sedición». Y ya es casualidad también que el otro día Pedro Sánchez recordara de repente que está de acuerdo con los independentistas en que el Código Penal español es excesivo a la hora de juzgar este delito.
La otra factura adherida a los Presupuestos… esta nadie la niega… es el cuponazo vasco. Esto es realmente interesante… porque demuestra hasta qué punto la necesidad política es capaz de retorcer los programas y las ideologías y hasta la personalidad misma de los dirigentes… porque es verdad que quien negoció el actual sistema de cálculo del cupo fue Cristobal Montoro, en 2017. Sí. Pero, ¿saben quién le remitió entonces una carta para pedir otro cálculo que no representara un privilegio para los vascos y por tanto un agravio para el resto de comunidades? Fue una consejera de Hacienda de Andalucía, que se llama María Jesús Montero.
Lo que cuando era consejera de Andalucía era un privilegio, ahora que es ministra es una necesidad. Se entiende, ¿Verdad?