En San Mateo de Gállego se lo han tenido que jugar por sorteo. San Mateo de Gállego es un ayuntamiento zaragozano donde se ha dado un empate a 807 votos entre el Partido Popular y el PSOE. Pensábamos que esto sólo ocurría en las asambleas de la CUP. Pues no. Como San Martín de Gállego es una reserva del bipartidismo en la España multipartido ha tenido que mediar salomónica la Junta Electoral. Bueno salomónica, no, no utilicemos mal las referencias históricas, que salomónico sería que la Junta Electoral propusiera partir en dos el ayuntamiento y no lo que ha impuesto, no propuesto, es un sorteo. Y ha ganado el PP.
Es que siguen cambiando los ayuntamientos. Claro, es que la inmediata convocatoria de elecciones generales no sólo ha sofocado la necesaria reflexión y análisis del terremoto sociológico del 28M, es que ya hemos entrado en campaña por la presidencia cuando ni siquiera se ha terminado de contar el voto de las municipales y autonómicas entre hoy y mañana se resuelve el CERA, que es el voto de los españoles en el extranjero y las impugnaciones. Y hay cambios. La alcaldía de Utrera se ha resuelto en la impugnaciones a favor de Curro Jiménez que así se llama el nuevo alcalde. Bueno, Curro Jiménez regresa, porque ya fue alcalde. En Madrid, Comunidad, Ayuso ha perdido un diputado en favor de Vox, pero esto tiene nula trascendencia. Y en Barcelona el segundo y el tercer puesto, entre socialistas y se comunes se libra en unos pocos cientos de votos, así que ya veremos. Atención también a lo de Asturias. Donde todo se libra también en un puñado de votos.
Seguiremos con mucha atención lo ocurrido porque en ese recuento está en juego el gobierno de la comunidad. Ahora que la noticia del día en lo que se refiere a la conformación de gobiernos regionales viene de Aragón, porque ha hablado Javier Lambán y lo que ha dicho sirve como respuesta a la oferta de Feijoo al PSOE para que gobierne la lista más votada, lo que pasa es que lo ha hecho mediante una propuesta tan estrafalaria que es difícil incluso de explicar.
Cómo analizara Javier Lambán los resultados en Aragón y sobre todo cuál será la posición en una más que probable investidura de Jorge Azcón era un asunto crucial, porque podía dar respuesta a la oferta de Feijóo al PSOE para que gobierne la lista más votada. Bueno, pues Lambán ni siquiera va a acudir a la llamada del ganador de las elecciones Jorge Azcón sino que además va a presentar su candidatura para la reelección y ahora viene lo más desopilante que es que propone que se ignoren los votos de Vox, que se haga como que no existen y que sean el resto de grupos los que decidan y, claro, en función de esta forma tan peculiar de representatividad él revalidaría su cargo.Vamos a ver, esto no es una broma. Es que es lo que propone Lambán. ¿Pero cómo va a hacer eso? Ósea imaginemos que el PP dice que sí. Pero cómo vas a prescindir de ellos. Cómo evitas que votan. Lo que no puede porque es prescindir de su voto. ¿Va a hacerlos desaparecer? Es que es un delirio.
Lo que no cabía prever es que Lambán propusiera esta fórmula psicodélica
Quizás esto sirva para que el PP se aclare de una vez. Porque en Extremadura se ha metido en un lío él solito. Bueno, más ella solita. Porque es incomprensible el rapto de dignidad de Maria Guardiola frente a la dirección nacional, reivindicando la soberanía del PP extremeño, cuando era evidente que la propuesta de que gobierne en toda España la lista más votada iba a ser ignorada por el PSOE. Lo que no cabía prever es que Lambán propusiera esta fórmula psicodélica, pero sí que en ningún caso un socialista iba a facilitar con sus votos un gobierno del Partido Popular y evitarle así la necesidad de negociar con Vox.
Sobre esto parece que el PP mantiene la idea de ir presentando a sus candidatos con mayoría relativa a una investidura en solitario y que sea Vox quien decida si aboca a una repetición electoral con su bloqueo. Si se atreverá a convertir el envite en órdago es la incógnita. Quiero decir, que si se atreverá a agotar los plazos y que Aragón o Valencia o Extremadura se juegue en una repetición electoral, habrá que verlo. Quizás dependa del resultado que arrojen las generales del 23 de julio y da la impresión de que al menos hasta entonces se mantendrán firmes en esto. ¿Y luego? Pues luego, depende.
Hoy tanto Pedro Sánchez como sobre todo Yolanda Díaz han tenido algo más que un respiro gracias a unos datos del paro que son objetivamente buenos. Tanto que la vicepresidenta se ha permitido pronunciar un mitin desde el ministerio de Trabajo. Los datos son buenos, porque España supera los 20 millones de afiliados a la Seguridad Social y esto sí que es inapelable, porque se trata de un hito y un hito que se puede matizar, explicar o analizar, pero que sólo un necio dejaría de celebrar. Mayo suele ser un buen mes para el empleo por las contrataciones previas a la gran temporada turística de verano. Por eso lo que tira del carro del empleo es la hostelería, uno de cada tres empleos. Ya no dirán que este es un país de camareros, que es un mantra bastante clasista que solía despachar la izquierda cuando se daban buenos datos de empleo. La ocupación suma 200.000 nuevos afiliados en mayo hasta alcanzar un máximo histórico de 20,8 millones de ocupados. Y la coincidencia de este buen dato junto con la incipiente campaña electoral es lo que ha propiciado que la vicepresidenta Yolanda Díaz no tuvieran rubor en propinar un mitin desde el ministerio de trabajo e incluso rescatar un viejo eslogan aznarí.
Es normal que el Gobierno saque pecho de los buenos datos
Conste que es normal que el Gobierno saque pecho de los buenos datos. Sólo faltaría. Lo que pasa es que esta campaña no va a ir sobre la economía ni sobre el empleo porque el divorcio de la opinión pública con los partidos de este gobierno tiene otros motivos y son bien profundos y han sido expresado con rotundidad en las urnas del 28M.Ahora que escuchábamos a Yolanda Díaz, hoy ha despedido a un compañero. En sentido estricto a un camarada. Alberto Garzón no irá en Sumar pero eso no significa que IU se descuelgue de la plataforma. En realidad, el adiós se ha leído como una forma de presión a las ministras de Unidas Podemos, para que hagan lo propio y faciliten así la disolución de Podemos en Sumar. Que es lo que ahora busca Yolanda Díaz y a lo que resiste Pablo Iglesias con fiereza desde sus minaretes mediáticos.