Hay un problema en las grandes ciudades con el precio de la vivienda, no hay duda. La solución del Gobierno es la intervención del mercado y eso es lo que hace temer que resulte peor el remedio que la enfermedad. Porque allí donde se ha probado se ha comprobado que sólo sirve para estrangular la oferta y en consecuencia para agravar el problema.
De manera que hay razones de sobra para pensar que la nueva Ley de Vivienda del Gobierno sea otro de esos casos de un torrente de efectos inesperados, que es como se dio en llamar al resultado contraproducente de la Ley del 'Sólo sí es sí'.
Hay otros síntomas para la preocupación. El principal es que los dos grandes abanderados de esta ley son Bildu y ERC, los dos partidos más radicales del arco parlamentario. Dos partidos con una idea muy particular sobre el derecho a la propiedad.
Los grandes abanderados de esta ley son Bildu y ERC, los dos partidos más radicales del arco parlamentario
He aquí al portavoz de Bildu, Oskar Matute, celebrando como suyo, apadrinando la Ley de Vivienda, juntos a los compañeros de ERC, aun antes de que los de Podemos se dieran por enterados de que había un acuerdo.
Lo que hay reconocerle es que señala algo fundamental: esta ley va a poner a todos frente al espejo. Las competencias de Vivienda seguirán siendo de las comunidades y los ayuntamientos quienes decidan si aplican o no el tope a los alquileres que va a contemplar el texto. Los límites se aplicarían en las llamadas zonas tensionadas, tanto para contratos ya en vigor como para nuevos contratos. Ahora, ¿quién declara cuáles son las zonas tensionadas? Pues cada municipio.
Cuando Matute habla de que la ley pondrá a todos frente al espejo se refiere a que ahí estarán las herramientas para quien quiera intervenir el mercado pero eso dependerá de la voluntad de munícipes y presidentes autonómicos y las comunidades del Partido Popular previsiblemente no van a recurrir a esta política intervencionista porque ya ha dicho Alberto Núñez Feijóo que esto sería del todo contraproducente.
Francamente veía imposible que el PSOE pudiera llegar a conciliar su idea del mercado de la vivienda y aun del derecho de propiedad, con partidos como Bildu, ERC, Podemos o IU (que ya conviene empezar a distinguir entre ambos). Ahora ya podemos concluir que no hay límites para las cesiones que el PSOE está dispuesto a hacer a sus socios. Porque no fueron pocos los dirigentes socialistas que han advertido desde hace años que una intervención del mercado solo provocaría una reducción de la oferta de viviendas en alquiler y en consecuencia un encarecimiento de los precios.
Ione Belarra se sumaba tarde a la celebración, porque los fastos empezaban sin Podemos, pero cuando lo ha hecho ha sido con todo el entusiasmo.
Los alquileres que se encuentren en áreas de mercado tensionado serán regulados y topados, independientemente de que los inmuebles sean propiedad de grandes tenedores o de pequeños propietarios, tanto para contratos de inmuebles que estén en el mercado de alquiler como para nuevos contratos. Se elimina el IPC como índice de referencia para la subida del alquiler. Este año se mantendría el límite vigente del 2% anual, que subirá al 3% el año que viene. Y a partir de 2025 será sustituido por un nuevo índice. Pura intervención.
Para ser un gran tenedor, un gran propietario, bastará con tener cinco y no diez viviendas. El precio ya no estará ligado al IPC sino a un índice de referencia que desde hoy se empieza a calcular y se aplicará a partir de 2024.
También se incluyen nuevas prórrogas en los procedimientos de desahucio, que aplazarán los procesos más de 2 años; los ayuntamientos podrán usar el IBI para penalizar la tenencia de viviendas vacías 'sin justificación’; los gastos de la inmobiliaria los pagará únicamente el casero; y otras medidas que han puesto en alerta a diferentes actores del mercado, que señalan que cuanto más difícil sea alquilar un piso, cuantos menos seguridad tenga para hacerlo un propietario, menos piso habrá en el mercado y se estrangulará la oferta y ocurrirá lo que ha ocurrido ya en tantas otras ocasiones.
El mérito es que siendo un tripartito, este gobierno sigue aprobando sus proyectos legislativos. Y eso indudablemente tiene mérito. De hecho hoy ha salido Yolanda Díaz a celebrar el acontecimiento y ha aprovechado para hablar de lo suyo que es la unidad de la izquierda y todo eso.
Lo que resulta algo confuso es que felicite al sindicato de inquilinos. Porque el sindicato de inquilinos ha criticado la medida. Cabía pensar que los caseros pusieran el grito en el cielo y advirtieran de los mil males que se cernirían sobre el mercado inmobiliaria si a ellos les limitan el margen de actuación.
Pero es que fíjense lo que dice el sindicato de inquilinos, que a priori debería defender los intereses de quienes viven de alquiler. Han sacado un comunicado que dice textualmente: "En líneas generales propone una regulación de los alquileres que es una farsa. Lejos de bajar los precios, la imprecisión de la propuesta permitiría todo lo contrario, es decir, que los precios siguieran aumentando a un ritmo elevado y asfixiando a la población".