RAFA LATORRE

El monólogo de las ocho: "El error del Gobierno es pretender convertir la cumbre en ceremonia del final del procés"

El monólogo de Rafa Latorre en La Brújula, con su análisis de la actualidad.

ondacero.es

Madrid | 19.01.2023 20:27

Es normal que estas citas se envuelvan en adjetivos pomposos, es el despliegue normal de las relaciones internacionales. Lo cierto es que lo que ha habido en Barcelona es una cumbre de buena vecindad con un carácter más simbólico que material. Que no ha sido Postdam, vaya, y que la pompa es necesaria pero hablar de un eje hispano-francés a la altura del franco-alemán por esta cita es caer en el ridículo.

Lo cierto es que si uno busca el rastro de la cumbre en la prensa internacional encuentra que lo que ha trascendido tiene que ver con la gestión doméstica de Emmanuele Macron de una apabullante ola de protestas por su reforma de la pensiones en Francia. Cuestión doméstica.

El Gobierno español suele organizar bien estas citas y es verdad que la pompa es comprensible y necesaria y que... bueno... pues adosarle el adjetivo histórico a un cumbre sin demasiadas consecuencias es algo perfectamente perdonable.

No, el error del Gobierno fue darle un papel a esta cumbre en el drama nacional, y pretender convertirla en una ceremonia del final del procés. Porque sus socios independentistas se han comportado como suelen, con esa mezcla de paletismo y desafío que les caracteriza.

Sobre la moqueta, Pere Aragonés se ha paseado como si le quisiera colocar a alguien una república. Él mismo ha reconocido que su presencia en la cumbre le ha permitido colocarle a Macron la matraca de la independencia. Claro, él no lo ha dicho así, pero parte de nuestra labor es hacer un ejercicio de síntesis.

Estas actuaciones son embarazosas para Sánchez porque al fin y al cabo se trata de sus socios prioritarios, aquellos a los que él ha hecho concesiones onerosas y humillantes a cargo del Estado y que encima siempre le responden así. En la relación de Sánchez con el independentismo no hay dádiva sin castigo.

Luego Pere Aragonés ha completado el papelón ausentándose de la ceremonia cuando sonaban los himnos y recordando en su comparecencia ante los medios que el procés no ha terminado.

Estoy ocurría en la moqueta. En el asfalto, Esquerra su partido, pretendía unirse al resto del independentismo para protestar contra la cumbre. Sobre esta contradicción, más psiquiátrica que política, ya se ha escrito y hablado mucho. Es que Esquerra ha querido manifestarse contra la cumbre en la que estaba presente.

Esto ha propiciado una de esas escenas cargadas de Justicia poética que de vez en cuando nos regala el independentismo. La de ver como el procés devora, no ya a sus propios hijos, sino a sus propios padres.

Oriol Junqueras era expulsado de una de las manifestaciones al grito de Botifler. Lo de Botifler tiene un origen curioso. Sabrán que era el apodo con el que insultaban a los partidarios de Felipe V en la Guerra de Sucesión española. Sí, aquella cuya derrota celebra el nacionalismo catalán.

Bueno, pues así le han llamado a Junqueras las huestes puigdemoníacas presentes en la manifestación. Por cierto que esas manifestaciones las comparó Pedro Sánchez nada menos que con la que tienen convocada diferentes organizaciones civiles para este fin de semana en Madrid en defensa de la Constitución.

Hombre, no parece demasiado equiparable una manifestación que dice «somos compatriotas» con otra que dice «somos extranjeros».

Ni una donde se reivindica la Constitución con otra en la que se denuesta.

A Emmanuel Macron le han preguntado en repetidas ocasiones por asuntos de ámbito nacional y la verdad es que presidente de la República francesa ha hecho notables esfuerzos por eludirlas. Bastante tiene… ahora hablamos de lo que tiene él en Francia… como para ponerse a arreglar la política española. Le preguntaron por el uso del catalán y por los pactos contra la ultraderecha. Ha sido de una vaguedad… deliberadamente vaga… permítanme la redundancia.

Bueno sobre el pacto con los extremistas pronunció una declaración de estas que vienen con doble filo.

Si ustedes miran hoy los medios internacionales, hoy las agencias de noticias, verán que la noticia que destacan es la reacción de Macron al conflicto que tiene en las calles a causa de la reforma de las pensiones. En eso es donde él tiene hoy la cabeza. Y no es para menos porque allí las huelgas se toman muy en serio. Y los sindicatos le han convocado más de 200 manifestaciones este jueves por todo el país. El seguimiento de las huelgas afecta ya al sector del transporte, la educación y las refinerías. El proyecto de Macron propone elevar la edad de jubilación a los 64 años y acelerar la exigencia de cotizar durante 43 años para cobrar una pensión completa. Y eso genera un fuerte rechazo… ¿entre los franceses?… desde luego entre los sindicatos. Sólo en París han salido 400mil personas a la calle. 400 mil en París, pero es que hay 200 manifestaciones.

Ustedes recuerden la fuerza que tiene el movimiento sindical en Francia. También la hipertrofia del Estado francés y las dificultades y resistencia que encuentra quien como ahora Macron se atreve a afrontar reformas como la de las pensiones. Les voy a repetir que lo que pretende es elevar la edad de jubilación a los 64 años.