Probablemente, nunca una visita oficial había envuelto del algo tan fastuoso y caro. Hablamos de una satrapía que es, a pesar de su sanguinaria brutalidad, es aliada preferencial de Estados Unidos. Y más que va a serlo porque el bueno de Bin Salman ha comprometido inversiones por más de 600 mil millones de dólares durante cuatro años en Estados Unidos. A cambio, tendrá la administración más comprometida con los saudíes de cuantas habrán gobernado en Estados Unidos.
La cuestión es que esto va a llevar mucha riqueza a Estados Unidos y será correspondida con una complicidad total de la primera potencia, la tierra de los libres, con el jeque Bin Salman. Es el primer gran viaje internacional de su segundo mandato. Lo acompañan los ejecutivos de 4 de las 10 mayores empresas estadounidenses, a los que Trump promete mucho dinero.
Con lo bien que lo pasamos en su día con las conversaciones entre Rubi y Geri, ¿se acuerdan? Gerard Piqué y Rubiales. De hecho, también se publicaron algunos mensajes privados de Rubiales con su amigo, el presidente. También se le sacó partido a aquello de "la azotaría hasta que sangrase" de Pablo Iglesias. Lo del 'compiyogui' de la reina Letizia no era ningún asunto trascendental, sin embargo, también deparó tardes de cháchara por quienes hoy se escandalizan por la divulgación de conversaciones privadas con un indudable interés político, como son las de Pedro Sánchez y José Luis Ábalos reveladas por 'El Mundo'.
El Gobierno ahora amenaza con recurrir a la Justicia para averiguar cuál es el origen. No es una buena estrategia, no vaya a ser que lo descubran. La UCO ya se ha desvinculado y dice que es imposible que se rompiera la cadena de custodia porque esos mensajes no forman parte de ninguna causa judicial. En cambio, José Luis Ábalos no desmiente ser la fuente: "Prefiero que se queden con la duda de quién ha sido".
A ver si es que aquí no hay delito, sino una vulgar amenaza. En cualquier caso, esto es una especulación, porque los periodistas que han obtenido jamás revelarán la fuente. Ahora bien, parece que Ábalos considera que algo de partido le puede sacar a la divulgación de sus conversaciones con el presidente.
En algún momento el gobierno debería decantarse. Primero Óscar López dijo que eran falsedades y bulos, luego ya admitieron que eran conversaciones privadas, luego que era cháchara intrascendente y ahora que es gravísima su publicación.
Aquí lo sustancial es que Sánchez un día decidió represaliar a su mano derecha, enviarlo al ostracismo y poner en riesgo su reputación, porque ni siquiera le concedió una mínima clemencia: "Me parece razonable que me des un motivo que no ponga en riesgo mi reputación".
Eso le pidió Ábalos, Sánchez nunca ofreció motivo y nunca quiso desacreditar las informaciones que apuntaban a que la destitución fue motivada por la querencia de Ábalos a las destructivas parrandas en Paradores con señoras de compañía y otras juergas. Nunca desmintió que le hicieran llegar esa información o que alguien le hubiera alertado del comportamiento de su hombre de estrecha confianza. No le dio un motivo para su cese que no pusiera en riesgo su reputación, pero al menos lo incluyó en las listas electorales y le redondeó el sueldo con la presidencia de una comisión y le fue recordando en periódicos mensajes que no había olvidado su amistad. Aunque quizás fuera precisamente porque ya no había amistad, Ábalos había pasado de ser amigo a convertirse en un problema.
Si uno se pone a repasar el árbol genealógico del sanchismo, ahí se encuentra Ábalos, claro, pero en las puras raíces está otro nombre que es Margarita Robles. No habrá tenido Sánchez una aliada más antigua y estable. Además, le ha jugado el inestimable papel de gran homologadora gracias a lo bien que se lleva con la derecha.
Es una de las aludidas en esas comunicaciones y por lo que le parece que dice de ella, la verdad es que no parece muy ofendida. A Margarita Robles la pintan Sánchez y Ábalos como una presumida, que se deja querer por la derecha y que está tan pagada de sí misma que dormiría con un uniforme militar. No es suficiente como para hacerle criticar a Sánchez.
Esto recuerda a cuando se revelaron las conversaciones de Villarejo, Garzón y Dolores Delgado y esta dijo aquello de "¿Marlaska? ¿Puedo decirlo? Un maricón". Bueno, la política no es para la gente que se ofende fácilmente. Ahora que hablamos de Dolores Delgado, la pionera en hacer el tránsito del ministerio de Justicia a la Fiscalía General del Estado sin siquiera una escala intermedia.
Puede que con todo este lío de los "petardos" y las "pájaras", hayan pasado inadvertido lo esencial. Hoy el Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto para la reforma que deja en manos de los fiscales la instrucción de las causas penales. Esto es algo que se viene estudiando desde hace tiempo y es un buen ejemplo de por qué conviene cuidar la credibilidad de las instituciones. Porque a pesar de que hay cuestiones que muchos ven como razonable, genera enormes suspicacias que quien lo redacte y presente sea el Gobierno que ha hecho un uso más espurio de la Fiscalía, el que ha acabado con su credibilidad y apariencia de neutralidad. El que nombró y sostiene a una Fiscal General del Estado que está siendo investigado por la Justicia y que ha convertido a la Fiscalía en un bufete para su defensa particular.
De ahí que todo lo que hoy planteaba el ministro Félix Bolaños provocara más alerta que esperanza. Aunque Álvaro García Ortiz no se verá afectado por el nuevo estatuto fiscal.
