EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Sánchez jamás ha dudado en supeditar el interés general con su necesidad"

Rafa Latorre reflexiona en su monólogo sobre el anuncio de las próximas elecciones generales y el fin de la campaña electoral de los comicios autonómicos y municipales.

Rafa Latorre

Madrid | 29.05.2023 20:16

Lo que no iba a permitir Pedro Sánchez es que fueron sus compañeros socialistas quienes volvieran a echarlo de Secretaría General. Esto va en su naturaleza y en su biografía. Él es hijo del trauma de aquel Comité Federal de la ruptura y cuál es la forma de evitar toda contestación interna y cualquier movimiento de impugnación. Pues tocar a rebato electoral. Poniéndo al partido en modo de batalla electoral a vida o muerte.

Nadie abre un proceso interno en plena campaña electoral y por eso y solo por eso ha reconocido su derrota electoral. Claro, cabe el espejismo de pensar que al fin Sánchez ha hecho lo correcto, que es asumir el carácter plebiscitario de las pasadas elecciones y exponer a las urnas sin barón interpuesto. Esto es lo que dice su voluntariosa brigada de propagandistas, que hablan como si la vida les fuera en ello, porque la vida les va en ello, es un genio, es el más audaz, es un valiente.No, hombre, es alguien que jamás ha dudado en supeditar el interés general con su pura necesidad particular. Sólo que ahora parece que ambas coinciden.

Cuál es la estrategia de Sánchez. Una muy distinta a la que había previsto porque la derrota ha sido tan inapelable que se impone un viraje. Yolanda Díaz ha fracasado con él. Todos los que fueron con ella al Magariños, Compromís, Más Madrid, Ada Colau,han fracasado y la suma de sus fracasos son el fracaso de Sumar. Digamos que hoy Sumar es la suma de una serie de fracasos. De manera que lo que ahora pretende Sánchez es aglutinar a toda la izquierda en torno en sí en una suerte de emergencia progresista para conjurar una derrota que hoy se adivina estrepitosa.

¿Qué hace un plebiscitario? Pues plebiscitos. Ha perdido uno y ahora ha convocado otro.

Cuando una derrota parece evidente conviene que las condiciones en las que se celebre la contienda sean lo más extrañas posibles

Nunca se había votado un 23 de julio. Y cuando algo no se ha hecho nunca, no se conoce cuáles son sus efectos. Esto también es importante. Cuando una derrota parece evidente conviene que las condiciones en las que se celebre la contienda sean lo más extrañas posibles. Fíjense en la Fórmula 1. El piloto que está deseando que llueva es el que va de último. Porque la carrera se descontrola y en el caos quién sabe lo que puede ocurrir. Pues los españoles van a votar en medio del verano.

Esta tarde, Pedro Sánchez ha reunido un Consejo de Ministros extraordinario, ha disuelto las Cortes y ha convocado las elecciones para el 23 de julio. Si hay una fecha que favorece la abstención es esa. Ustedes sólo piensen cómo se transforman las ciudades cuando el calendario rebasa la primera quincena de julio.

A partir de mañana se puede solicitar el voto por correo. A partir de mañana. Ya no se aprobarán más leyes esta legislatura agonizante, unas 60 quedarán en el limbo de la tramitación. Se lo veníamos avisando, las elecciones municipales han sido determinantes en demasiados momentos de la historia de España.

Lo ocurrido ayer fue una debacle histórica del PSOE.

Hoy Alberto Núñez Feijóo ha comparecido cuando los españoles estaban comiendo o de sobremesa para pedirles su voto para derogar el sanchismo. Si los comicios locales ya se convirtieron en un plebiscito sobre el sanchismo, imagínense lo que va a ser esta campaña.

En estas elecciones municipales y autonómicas han sido los barones y los alcaldes los que han pagado las facturas del sanchismo. Ha sido un impugnación total. No sólo a Sánchez. El caso de Page demuestra que se ha impugnado a los que no se atrevieron a impugnar a Sánchez. Y lo determinante no fue la campaña. Vienen acumulándose razones. Desde la utilización caciquil de los medios públicos, los indultos arbitrarios, las alianzas excéntricas, los ataques a la separación de poderes, los señalamientos desde el Consejo de Ministros, la ley del sí es sí, las extravagancias de Podemos, la entrega de las políticas de Igualdad a Irene Montero, las leyes contra la propiedad, las alianza con Bildu, con Esquerra, la falta de palabra del presidente, su arrogancia… obviar que todo eso iba a tener una consecuencia es considerar que los españoles tienen una voluntad de siervos indestructible. Lo ocurrido ayer fue una debacle histórica del PSOE.

Tiene la ventaja demoscópica de que es una muestra nacional de cuál es el humor ciudadano pero hay un sesgo, aunque parezca mentira en contra de Sánchez. Quiero decir, que en Castilla La Mancha se votó a Page, no a Sánchez. En Asturias se votó a Barbón y no a Sánchez. Y además una victoria electoral suele tener un efecto sociológico euforizante, con lo cual cabe prever que en las próximas encuestas se dispare la intención de voto de Alberto Núñez Feijóo. El votante suele premiar la previsibilidad de la victoria. Recuerden cómo se disparó en las encuestas tras el 4M de Madrid alguien con un liderazgo tan endeble como Pablo Casado.

En favor de Sánchez cabe decir que ahora sí es posible que se produzca una reagrupación de la izquierda y que esos 4 porcientos de Podemos que se quedaron sin representación ahora se sumen a una candidatura con posibilidades.

Consecuencias inmediatas. Podemos y Sumar van a tener que llegar a un acuerdo en 10 días. En 10 días van a tener que hacer lo que no han podido en meses. Dice Ione Belarra que ya se han puesto a negociar, pero aquí hay una clave que dificulta el acuerdo además de los proyectos personales de Pablo Iglesias. Y es que Podemos negocia como si Sumar fuera un partido y no una plataforma de partidos. Es decir, que no quiere integrarse sino coaligarse y ese es un lío.

Otra consecuencia. Aquí no se mueve ni una asamblea regional hasta que se dirima la situación nacional, lo cual es verdad que le evita a Feijóo la negociación con Vox pero también a Sánchez el que Chivite sea investida con los votos de Bildu. Que a la postre se ha demostrado algo mucho más letal. Lo que ha perdido Sánchez es el factor Vox. Es decir, si el pretendía forzar una nueva foto de Colón, no la va a tener. Porque para los ayuntamientos no son necesarios los pactos, si no hay acuerdo sale la lista más votada y en las autonomías, las negociaciones van a quedar en suspenso hasta que se resuelvan las generales.En estas estamos y en estas cobra sentido que Feijóo mantenga la oferta de que gobierne la lista más votada en cualquier pedanía.

Eso de Bildu es importante. Porque la conformación de los ayuntamientos traerá un recordatorio. Bildu ha ganado las elecciones en el País Vasco y ha tenido un resultado excepcional en Navarra. Esto es imputable al partido que permitió su homologación y una impagable proyección nacional con la guinda de la presentación de la ley de Vivienda. Hoy Bildu es para la juventud vasca el socio útil de la carrera de san jerónimo. Y no la banda del ongi etorri en Rentería. Esto es así. Bildu se ha nutrido del prestigio nacional del PSOE. Se ha nutrido al modo en que se nutren los vampiros. El gran éxito de Bildu, que se ha convertido en partido hegemónico en el País Vasco, que ha superado al PNV, que es la segunda fuerza en Pamplona será el recordatorio triste de lo que Sánchez ha hecho por la homologación y el prestigio de una fuerza que le correspondió trufando sus listas de asesinos.