Elsa Fornero, ministra de Trabajo de Italia rompió a llorar cuando presentó, anoche, con sus compañeros de gabinete (tan tecnócratas como ella) el programa de recortes con el que Italia confía en reducir treinta mil millones de euros de presupuesto público. Fornero lloró, dejando descolocado a todo el mundo. Sobre todo a aquellos que pensaban que los tecnócratas eran calculadoras con apariencia humana, contables a los que no les tiembla la mano porque en su mundo de números y estadísticas carecen de nombre, y de rostro, las personas. El shock no fue sólo saber que los tecnócratas tambien lloran, sino que han sido los tecnócratas los primeros a los que se ha visto llorar.
El monólogo de Alsina: Los tecnócratas también lloran
Elsa Fornero, ministra de Trabajo de Italia rompió a llorar cuando presentó, anoche, con sus compañeros de gabinete (tan tecnócratas como ella) el programa de recortes con el que Italia confía en reducir treinta mil millones de euros de presupuesto público. Fornero lloró, dejando descolocado a todo el mundo. Sobre todo a aquellos que pensaban que los tecnócratas eran calculadoras con apariencia humana, contables a los que no les tiembla la mano porque en su mundo de números y estadísticas carecen de nombre, y de rostro, las personas. El shock no fue sólo saber que los tecnócratas tambien lloran, sino que han sido los tecnócratas los primeros a los que se ha visto llorar.