De los sepulcros blanqueados a los evasores blanqueados. Vaya día. Aún quedaban sorpresas que hoy fueron reveladas. Estaban todos muy temprano ya en la sala, con la legaña puesta y el café de termo, comentando asuntos intrascendentes, cuando uno de ellos dijo: “eh, ¡que viene!”, a lo que respondieron todos a coro chistando: “Chs, chs, que viene, que viene, chs, chs, que viene, que viene”. Todos en fila con cara de acelga para recibir al que venía, que era, naturalmente, Luis de Guindos.
El monólogo de Alsina: De los sepulcros blanqueados a los evasores blanqueados
De los sepulcros blanqueados a los evasores blanqueados. Vaya día. Aún quedaban sorpresas que hoy fueron reveladas. Estaban todos muy temprano ya en la sala, con la legaña puesta y el café de termo, comentando asuntos intrascendentes, cuando uno de ellos dijo: “eh, ¡que viene!”, a lo que respondieron todos a coro chistando: “Chs, chs, que viene, que viene, chs, chs, que viene, que viene”. Todos en fila con cara de acelga para recibir al que venía, que era, naturalmente, Luis de Guindos.