EN LA BRÚJULA DE LA ECONOMÍA

La mirada cítrica: El peligro de que los independentistas corten la AP7

En los últimos años, con esto de la Globalización, la digitalización y las telecomunicaciones instantáneas, la geografía económica había pasado a un segundo plano. Pero las montañas siempre se elevan, los mares separan y los ríos unen. Somos prisioneros de la geografía, como indica Tim Marshall.

Ignacio Rodríguez Burgos

Madrid | 17.10.2019 21:12

No es ninguna extrañeza que el centro de Europa y Londres fueran los primeros territorios donde germinó el capitalismo. Profundas minas de carbón y ríos largos, con el caudal adecuado, para el transporte de mercancías. Ahí están el Rin o el Támesis. Extensas costas con puertos profundos para descubrir continentes, como Portugal y España. O cordilleras inmensas que sajan territorios, como los Pirineos.

No es casual que, tradicionalmente, las dos comunidades autónomas más desarrolladas de nuestra historia sean las dos que cuentan con los dos pasos más accesibles para llegar a Europa: País Vasco y Cataluña.

Los disturbios en Cataluña, con el bloqueo de numerosas carreteras y, en especial, de la AP-7, están provocando verdaderas distorsiones en el transporte.

La AP7 es uno de los cordones umbilicales que nos conecta con la Unión Europea. Por esta autopista transita el 60% de las exportaciones españolas, 10.000 camiones cada día, 20.000 toneladas de mercancías cada jornada, muchas de ellas de productos frescos y perecederos.

Que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, cortara ayer la AP7 con su marcha de protesta no es nada gratuito. Tiene peaje y mensaje. Lo dijo antes el condenado Oriol Junqueras.

En una escasamente velada amenaza, recordó por dónde pasa buena parte de la producción y de las exportaciones. Por eso es fundamental recuperar la tranquilidad. La propia SEAT, la mayor fábrica de Cataluña, ha anunciado hoy la suspensión de su actividad en Martorell por las dificultades de movilidad.

Lo que se mueve es Europa con su principio de acuerdo con Boris Johnson. Al final la solución pasa por establecer la frontera comercial entre la Unión y el Reino Unido en el Mar de Irlanda mientras España mantiene su derecho de veto a Gibraltar.

Un 'Brexit' con acuerdo elimina muchos posibles problemas a España, que es uno de los países con más inversiones en Gran Bretaña, los turistas británicos son alguno de nuestros principales clientes y , que no se olvide, 360.000 españoles viven y trabajan en las islas de su Graciosa Majestad.