Saludos, Buenas noches. Sin duda una de las personas que más sabía de granjas era Eric Arthur Blair, más conocido como George Orwell. En Cataluña conoció lo que era la guerra y la lucha contra el fascismo, pero también la desilusión. Creador incansable produjo alguna de las obras distópicas más inquietantes, como 1984 y quizá la mejor fábula política contra el estalinismo: Rebelión en la Granja donde los cerdos, tras acabar con la tiranía humana, levantan una nueva dictadura donde todos los animales son iguales, pero unos más iguales que otros.
Nunca, desde Orwell, dicho con ironía, se había visto en las granjas una lucha política tan enconada como la actual, provocada por las declaraciones de Garzón. Una lucha donde los partidos de izquierda de la coalición se dan dentelladas como no se veían desde el chuletón al punto de Sánchez.
El Ministro de Agricultura, Luis Planas, apuntaba en Más de Uno que él no se ha caído de un guindo, ni se deja llevar por la literatura pastoril. Planas lo dice claro: una explotación ganadera debe cumplir con la sostenibilidad medioambiental, pero a la vez debe ser rentable para que el medio rural sea habitable. Sin rentabilidad las explotaciones cierran. A la vez, desde Unidas Podemos se insiste en que todo nace de un bulo que aprovecha la derecha, pero los ataques se los da también el Psoe con la mano izquierda. Y los ecologistas insisten en el peligro de contaminación que supone la concentración de macro-granjas.
Planas se desgañita en insistir en que la carne española cumple con los más altos estándares de calidad europeos y califica de lamentables y desafortunadas las palabras de Garzón. El Gobierno intenta lidiar las reses ganaderas cuando las organizaciones agrarias presentarán mañana movilizaciones de protesta por la situación del campo acogotado por el aumento de los costes de producción y el estrechamiento de márgenes y rentas.
Los trabajadores saben de esto. Más de un millón de trabajadores han visto congelados sus sueldos por la pandemia y los salarios de otros seis millones, acogidos a convenios, han subido cinco veces menos que la inflación. Y el presidente del Bundesbank dice que la inflación va para largo. A la vez, con el coronavirus también ha aumentado el teletrabajo, la flexibilidad horaria y la jubilación forzosa.
La pandemia condiciona todo. El turismo es uno de los sectores que más lo sufre, aún así quiere aprovechar Fitur, su principal feria, que comienza la semana que viene, como trampolín para recuperar actividad y sueña con tener un año medio normal. Ya por pronto participarán 7.000 empresas y se esperan 90.000 visitantes.