LA BRÚJULA

La mirada crítica: La caída de Thomas Cook

Thomas Cook llevaba casi dos años tambaleándose y al final, cayó. El operador turístico más antiguo del planeta comenzó organizando viajes para congresos antialcohólicos allá cuando el tren comenzaba a circular cuando la Reina Victoria hacia prácticas como Emperatriz.

Ignacio Rodríguez Burgos

Madrid | 23.09.2019 21:45

Aquí no hay Pompa y si muchas circunstancias. Thomas Cook es uno de los muchos ejemplos de cómo un gigante que no es capaz de adaptarse a las nueva tecnologías, los nuevos tiempos y los nuevos modelos de negocio puede hundirse a una velocidad más rápida que registrarse en un hotel. Los chinos de Fosun intentaron salvar Thomas Cook.

Prometió una inversión de mil millones y un grupo de hoteleros y empresarios españoles ofrecieron otros 100 millones. Pero ni por esas. El inventor de las agencias de viaje y del paquete todo pagado ha iniciado su último viaje con destino a la quiebra, si nadie lo impide. Boris Johnson no está dispuesto a poner ni una libra británica del Tesoro público para evitar el duelo y el entierro. El Brexit, la caída de la libra y el retraimiento final del turista del Reino Unido han colocado la última puntilla.

El problema afecta de lleno a España. Thomas Cook es el operador que más turistas dirigía hacia nuestro país, unos 7 millones de viajeros. Muchas facturas quedarán sin pagar. Se calcula que algo más de 200 millones de euros. Canarias es la comunidad más dañada. No solo porque hasta agosto Thomas Cook había trasladado casi 3 millones de turistas a las islas, es que la desaparición de Thomas Cook llega, justo, cuando comienza la temporada alta en Canarias y muchos hoteles verán desplomarse su ocupación.