El ejército israelí declaró el sábado el estado de guerra después de un fuerte ataque combinado por tierra, mar y aire, llevado acabo por el grupo islamista Hamás. Desde Gaza arremetieron con el lanzamiento de cohetes y la infiltración de milicianos palestinos a territorio israelí. Lanzaron misiles en varias ciudades del país, combatientes armados asesinaron a israelís en la frontera sur y otros militantes secuestraron a decenas y los trasladaron a Gaza.
El grupo terrorista también atacó en un festival de electrónica que reunía a jóvenes de todas partes del mundo. Una agresión donde fallecieron 260 personas y otras tantas estarían secuestradas. Un día después de la masacre, decenas de supervivientes seguían saliendo de sus escondites.
Los aliados internacionales de Israel, junto con la Unión Europea, han comunicado su unánime condena a los ataques por tierra, mar y aire lanzada por Hamás desde la franja de Gaza. Los combates persisten hoy en varios enclaves del sur del país entre los soldados y algunos milicianos infiltrados.
El Primer Ministro Netanyahu ha afirmado que la guerra contra Hamás va a cambiar Oriente Próximo.
Hablamos con Shlomo Ben Ami, exministro de Asuntos Exteriores de Israel, que no entiende para qué le ha servido este ataque a Hamás que sólo ha abierto "la puerta del infierno para todos". Cuenta que las víctimas ya ascienden a las 1.000 y cree que se encontraron el festival de "casualidad" y que "todo lo que se encontraron se lo llevaron". "Se ha convertido en una guerra sucia que no lleva a ningún fin político concebible", expresa Ben Ami.
El exministro culpa en parte al propio gobierno israelí porque, según explica, el Primer Ministro, viene de una rama de pensamiento político de Israel "que fortalecía a Hamás con la esperanza de eliminar o reducir el desafío OLP". Añade que "estimular la creación de un movimiento islamista es como cabalgar sobre un tigre, que después no puedes controlarlo".
Hamás no puede reconciliarse con el fenómeno de un estado judío en tierra sagrada musulmana-árabe
Expone que ideológicamente Hamás no puede reconciliarse con el fenómeno de "un estado judío en tierra sagrada musulmana-árabe" y que para ellos la solución de dos estados o la soberanía laica nacional es secundaria a la victoria del Islam.
Ben Ami declara que Hamás ha actuado dentro de "una cierta lógica propia". Ya que ellos están en guerra por el control de la hegemonía del Movimiento Nacional Palestino y que para conseguirlo tienen que debilitar a Mahmud Abbas y llevar acabo en Cisjordania actos de terrorismo que expongan la complicidad de Abbas e Israel. Una manera de hacerlo es presentarse como "los protectores de los lugares sagrados y la retórica de que los israelíes están violando la mezquita y cambiando el estatus quo".
Además, comenta que quieren conseguir un intercambio de prisioneros y vaciar por completo las cárceles hebreas de presos palestinos.
La familia política árabe ha traicionado a la causa palestina
Añade que la guerra de Netanyahu contra Hamás es "una reacción al ataque sorpresa bárbaro", pero que no es parte de algo que él quisiera conseguir porque él quería "estabilizar a Hamás como gobierno alternativo a la fuerza de la OLP de Abbas".
Declara el exministro que "la familia política árabe ha traicionado a la causa palestina". Espera que no se llegue a una invasión terrestre ya que eso sería otro escenario "que nadie quiere imaginarse".
En cuanto a la entrada de Hezbolá en el conflicto, confiesa que sería el "apocalipsis", porque las capacidades de Hamás comparadas con las de la organización musulmana chií libanesa son "una broma". Agrega que la única manera que Israel tendría de frenar a Hezbolá sería "la destrucción total del Líbano y nadie quiere ver eso".