El Tribunal Supremo ha confirmado una sentencia de la Audiencia Provincial de Huesca que condenó al Museo Nacional de Arte de Cataluña a restituir al Monasterio de Villanueva de Sigena, en Huesca, las pinturas murales consideradas una de las joyas del románico español que fueron trasladadas a Barcelona en 1936 durante la Guerra Civil para su restauración, después de que el monasterio de Sijena sufriera un incendio. Esta sentencia es irrevocable y pone fin a un litigio abierto desde 2014. La profesora de Historia del Arte de la Universidad San Pablo CEU María Rodríguez Velasco ha señalado que: "el conjunto de Villanueva de Sigena es único en su historia y en su riqueza artística". "Desde sus orígenes ha estado vinculado a la Corte y, por tanto, con importantes dotaciones que enriquecieron su legado", ha añadido.
Asimismo, la profesora ha narrado como un incendio arrasó la localidad en 1936 y cómo se lograron rescatar ciertos objetos de valor que se guardaban dentro del monasterio. Sin embargo, las pinturas quedaron muy dañadas y entre el 1 de octubre y el 17 de noviembre "se procedió a arrancarlas del muro de la sala capitular". Fueron llevadas al taller de José Judío, un importante restaurador, y cuatro años más tarde se expusieron en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. "Ya en 1940 empiezan las desavenencias entre las instituciones aragonesas que reclaman la devolución de lo que es su patrimonio", ha agregado.
Preguntada por los motivos que las autoridades catalanas argumentaban para no devolverlas, ha especificado que sobre todo se remitían a cuestiones técnicas y de cuidado de las pinturas, que quedaron muy dañadas después de ser arrancadas y necesitaron de un trabajo muy minucioso para su restauración.
Por último, se muestra confiada con que la sentencia se pueda llevar a cabo y que las pinturas, gracias al avance de las técnicas de conservación, no sufran ningún tipo de daño irreversible.
