Los hijos no se preparan para las nuevas profesiones. Las escuelas no enfocan a los niños a esas nuevas titulaciones. Si vemos las denominaciones de las nuevas profesiones y las que desaparecerán llama mucho la atención. Desde chef de impresión 3D hasta diseñador de órganos 3D, desarrollador de aplicaciones, técnico de nanorobots... Son términos que ni de lejos se acercan a los contenidos académicos.
Los alumnos destinan 15 años de su vida para terminar el bachillerato y después otros cuatro años que deberían ser suficientes para poder optar a alguna de estas especialidades pero no sucede. El proceso de secundaria y bachillerato es muy lento y eso dificulta el proceso. Las universidades en vez de pensar en las necesidades en los alumnos piensan en el perfil de su profesorado, es un problema de gobernanza. Se necesita una 'reconversión industrial' como ha sucedido en otros sectores.
El río de estudiantes mejor preparado en primaria y secundaria tiene que tener identificadas sus vocaciones para entrar en carreras de su preferencias.
En un momento de incertidumbre hay que tener pausa para decidir. Forbes señala que la educación moverá un billón de dólares al día. Lo lógico sería pensar que los estudio tradicionales van a estar en un momento boyante y la respuesta es no. Este sistema va a dejar vacía la educación tradicional, cuanto más rígido sea el sistema más difícilmente va a poder acceder a esto.
Es un llamamiento a las autoridades para que se desafíe el status quo que tenemos en nuestro sistema y se beneficien los niños.