El cuaderno de Chapu: "Oh, Simón, fakir de pandemias"
Traigo las notas de día 52 del Estado de Alarma. Lo bueno de este lío del Estado de Alarma es que hemos dejado de ver a todas horas la sitcom de Fernando Simón. Lo del comité de expertos ha sido como los diez negritos y Fernando Simón es el último negrito. Ahí está el hombre fusible, fakir de mil pandemias, como un personaje de una canción de Battiato. No es que no te dé las cifras es que te las declama con leve susurro. Si Fernando Simón no hubiera sido Fernando Simón hubiera sido, no sé, un poeta iraní.
ondacero.es
Madrid |
Simón, nuevo hombre del tiempo, da consejos de ida y vuelta como los tanguillos y todo es recomendable ahora sí, y ahora, no. O viceversa.
Llegó un momento en el que en España no puedes decir que Fernando Simón se equivocaba como antes no podías decir que no te gustaba Montserrat Caballé. PEro vamos a ver, es que acaso usted ha estudiado epidemiología. La cuestión es que sí. Un poco. Hace mucho. “Miren su currículum”, gritaban los domadores, y ahí Simón aguantando, león domesticado sobre el atril de Moncloa.
En realidad, el éxito de Simón consiste el dúo con Salvador Illa, que es la parte triste de la pareja, naturalmente. Porque justo antes de que sonara la campana de este lío de la prórroga, se había comenzado a desplegar el argumento de que a los pobres Illa y Simón había que tenerles caridad. NO te dan pena. En política, dar pena es beber la propia orina cuando ya no queda agua. Es indigno, pero, chico, funciona.