Digo yo que habrán florecido las violetas en los caminos con su alegre penitencia. Más allá de los campos, el mirlo lleva en el pico las briznas de su nido y el zorzal busca la dormida en los olivos. Apuesto a que zumban las colmenas y las bandadas de pájaros que vuelan en ondas roban el trigo recién sembrado.
Marzo ha dado esta mañana 38.6. Según las calendas de Manolo Alcántara, ya debíamos andar en primero de jazmines y aquí estamos, contando muertos. 20 de marzo. Hoy nadie ha mandado flores. Es viernes, y qué. Deberíamos estar escribiendo metáforas que sobre las novias, los maizales y las cosechas, y nada: Aplanamos la curva, mira cómo se aplana, esperamos el pico. Asistimos a ruedas de prensa en las que expertos en coordinación sanitaria balbucean cosas sobre un futuro en el que no creen. Cosemos mascarillas. Imaginamos cuántos son mil muertos. Damos ánimos.
Hoy nadie ha recibido un ramo, pero las flores están ahí fuera. Desde aquí puedo imaginarlas. Casi puedo tocarlas. Casi puedo olerlas.
Confía en mí: ya es primavera.