Les propongo imaginar una escena que es mucho más frecuente de lo que se puede suponer. Y de la que los padres no tienen ni idea. Pongamos un nombre ficticio, Clara 11 años, cuando está sola empieza a ver páginas para adultos. Lo hace desde el ordenador de su hermano y, en casa, nadie se da cuenta.
Este ejemplo pone de manifiesto lo que confirman muchos de los estudios de los que cada tiempo hablamos en los informativos, quizá sin profundizar lo suficiente: que la edad en la que los menores empiezan a ver contenido pornográfico en internet se sitúa entre los 8 a los 12 años.
Única fuente de información sobre sexualidad
Según un informe realizado por Save The Children en 2020, el 68,2% de los adolescentes consumen pornografía de forma frecuente y se centra en contenidos gratuitos online, la mayoría basados en la violencia y la desigualdad. El 30% de los chicos y chicas entrevistados por la ONG asegura que estos vídeos son su única fuente de información sobre la sexualidad.
El principal problema es que esos menores no tienen la formación sexual suficiente, así que la imagen que aprenden de la sexualidad está distorsionada.
El resto de los problemas que derivan de ese acceso temprano al “porno” no son menores. Puede ser elorigen de otro tipo de traumas, de adicciones, de comportamientos patológicos o de delitos de agresiones sexuales. Según los expertos, el modelo de sexo que aprenden los menores es irreal, no respeta la dignidad del otro y cosifica a la mujer. Además, el consumo de este tipo de pornografía se relaciona con las malas experiencias sexuales.
Siete de cada de cada diez menores de entre 13 y 17 años ven pornografía. Es una cifra nunca vista hasta ahora. El acceso a este tipo de contenidos es muy fácil. Por eso el papel de familias y educadores es fundamental.
Jordi Royo, psicólogo, director clínico de Amalgama 7, entidad especializada en la atención terapéutica y educativa para adolescentes con compartimientos de riesgo, trastornos conductuales y otras patologías.El doctor comentan que los chicos que consumen pornografía lo hacen porque "simplemente está diseñada para ellos". En cambio, las chicas ven este tipo de contenido como método de aprendizaje, para saber qué es lo que se espera de ellas en las relaciones sexuales. Aunque, asegura que más que aprender, se confunden.
Cree Royo que tendríamos que tener tres cosas en cuenta. Primero, que los gobiernos hicieran caso a las recomendaciones que dan las entidades como Unicef o la OMS sobre la necesidad de legislar y regular el acceso a la pornografía. Por otro parte, la familia debería intervenir. Por último, considera el psicólogo que "en las escuelas se debería hablar de sexualidad y no de biología".