Bienvenidos a Londres. Hoy es 8 de mayo de 1940. La brutalidad lleva tiempo golpeando al viejo continente. Y la nubla a occidente. Tiempos de incertidumbre. Días que repican en las campanas de la historia. Chambelain acaba de dimitir como Primer Ministro y Winston Churchill es nombrado sucesor. Lo tiene claro. Él no está dispuesto a negociar la paz con Adolf Hitler por medio de Mussolini. ¿Les suena la historia, verdad? ¿Les suena las llamadas a la paz inmediata? ¿Les suena la culpabilización de la víctima y de la democracia? ¿La violación de la verdad histórica? Al General Abascal todo esto le suena y le resuena.
Abascal no puede llamarse patriota porque su verbo está a sueldo de Moscú y su silencio es propiedad de la extrema derecha norteamericana. Hizo esas declaraciones que invierten la carga de la responsabilidad, poco antes de que el asesor trumpista Steve Banon hiciese el saludo Nazi. La extrema derecha francesa se fue. Pero la extrema derecha española se calló. Y ese silencio, en mi opinión, contiene una traición a España, a la democracia y a nuestra civilización. El general Abascal ha desertado sin haber hecho la mili y eso tiene mérito. Él no está con nuestros agricultores. Él ha vendido a las élites imperialistas, quieren exterminar nuestro modo de vida. Churchill, sí fue un patriota y un demócrata que defendió los valores de la civilización. Se fajó con los miembros de su propio gobierno. Especialmente con Halifax que deseaba una negociación para firmar una paz momentánea que buscaban los totalitarios. Halifax, en el gabinete de guerra, insistía en…
¿Les suena la división en el poder político, verdad? ¿Les suenan las llamadas a la diplomacia? ¿Les suena la utilización del miedo para favorecer al enemigo? ¿La venta de soluciones dialogadas con criminales de guerra? A la camarada Belarra, le suena todo así desde hace tres años.
El bueno de Churchill tenía sus arranques de mal carácter. Así que es posible que no hubiese tratado a Belarra con la sorna de Rajoy en el Parlamento. Podría haberla respondido tal y como respondió aquella vez a Halifax.
Ya sé que no, los europeos no tenemos ahora un Churchill. Pero Inglaterra no lo tuvo hasta 1940, cuando la hora ya era más que oscura. Y ahora veo líderes que están elevándose a sí mismos desde su responsabilidad histórica. Pienso en el Primer Ministro británico Starmer, que está reabriendo la relación con el continente. Pienso en Macron, que no ha dejado de estar en una situación interna delicada. Pero que no dejará de tener determinación. Veremos a Meloni y al alemán Merz. Quizá no estemos tan mal. Y, esperemos que Pedro Sánchez pueda dar la talla. Ayer no lo hizo. Yo casi me conformo con que le dedique tanto empeño a la Guerra de Ucrania como a la Guerra de Prisa.
La palabra líder viene del verbo “to lead” que significa mostrar el camino. Pero al buen líder no le basta con ver el camino que nadie ve. Está dispuesto a dejarse la piel hasta abrirlo. Tiene coraje para asumir el desgaste personal. Y honestidad para expresar el precio de no hacer nada y el coste que tiene encarar la adversidad. Señor Presidente Ministro, permítame una pregunta… Hay división en su gobierno y fragmentación en el Parlamento. Su situación es débil, pero ha comprometido el aumento de gasto en defensa de nuestra nación. ¿Asume toda su responsabilidad?
El siglo XX consistió en un conflicto entre los regímenes totalitarios y democráticos en el que vencimos, con sacrificios, por la superioridad de nuestros valores y la eficiencia de nuestra determinación. Esa historia tiene su prolongación: marcará el siglo XXI por entero. Debemos inspirarnos en lo que se hizo para hacer, cuánto antes, lo que todavía no se ha hecho, pero no hay más remedio que hacer. Quien quiera inspiración puede encontrarla en los discursos radiofónicos de Churchill. Es bueno recordar la labor que la radio puede hacer por la democracia. Y totalmente contemporáneo, escuchar a Churchill dirigiéndose a sus conciudadanos. Hablando de rescatar a Europa, a la humanidad… bueno, mejor a través de sus propias palabras.
Debemos vencer. Y vencer es lo que haremos. Yo debo terminar aquí. Porque debo jugar al cricket con Azpiroz y Colmeneros. Y es lo que haremos. Míreles, vestidos de blanco los dos. Heroicos. Listos para el combate. Sonrientes y confiados.