PASEMOS UN BUEN DATO, CON NATALIA HERNÁNDEZ

"La biblia de la paternidad moderna": así es la serie de dibujos que enamora a padres e hijos

Natalia Hernández regresa con su sección "Pasemos un buen dato", y comenta las claves del éxito de la serie australiana "Bluey".

ondacero.es

Madrid | 18.04.2024 20:33

Vuelve Natalia Hernández con su sección Pasemos un buen dato. En esta edición de la Brújula ha hablado de Bluey, la serie de dibujos animados que muchos padres describen como la biblia de la paternidad moderna. ¿Cómo se ha convertido esta serie en un producto tan querido por los más mayores y los más pequeños de la casa?

El nuevo fenómeno de los dibujos infantiles

La agencia Bloomberg, ha señalado Hernández, estima que la franquicia, que ya incluye videojuegos, libros, música, espectáculos de teatro, experiencias inmersivas y productos de todo tipo -desde juguetes hasta pasta de dientes- está valorada en más de 2.000 millones de dólares.

El año pasado, fue la segunda serie más vista de todo el streaming en Estados Unidos, solo superada por la sitcom para adultos Suits.Hablamos de un consumo de aproximadamente 731 millones de horas de Bluey en un año, con capítulos que apenas duran 7 minutos.

Peppa Pig a la australiana

Bluey arrancó en 2018 en Australia: Joe Brumm, su creador, había trabajado antes en series infantiles de animación en Reino Unido, y al regresar a su país natal ideó algo así como una Peppa Pig a la australiana.

Aunque, al principio no tenía muy claro si hacer una serie animada solo para adultos o una para niños, finalmente decidió centrarse en el público infantil: él era padre de dos hijas, así que optó por mostrar una versión idealizada de su familia.

De ahí nacieron la perrita Bluey de cinco años, su hermana menor Bingo y los padres, Bandit y Chilli. Brumm creó una familia de perros australianos que vive en una casa preciosa en los suburbios de Brisbane, en Australia, y que ahora conocen miles de niños en todo el mundo.

Un éxito instantáneo

Brumm y su equipo consiguieron el apoyo financiero de la BBC y la televisión pública australiana ABC, que dotaron a los creadores con casi cuatro millones de dólares del presupuesto de producción para la primera temporada de Bluey.

Nada más estrenarse, la serie fue todo un éxito. Disney puso el programa en la televisión de EE. UU, y un año después llevó a Bluey a Europa y el Reino Unido, a principios de 2020.

Disfrute para padres y niños

"No soy el primero en hacer perros que hablan, y estoy seguro de que no seré el último. Sólo quería demostrar que los padres pueden disfrutar viendo la serie con sus hijos en lugar de simplemente tolerarlo. Porque pensé que para un niño pequeño, de 4 o 5 años, debe de ser una gran experiencia estar sentado en el sofá riéndose con sus padres frente a su programa favorito”, declaró Brumm en una entrevista acerca del programa, poniendo en valor uno de los puntos fuertes de esta serie.

Sin duda, la complicidad familiar a la que se refiere Blumm es un aspecto capital para explicar el furor por esta serie que hoy ya se emite en 60 países, incluido China, donde la tercera temporada se ha visto 100 millones de veces desde que apareció.

Los niños adoran a estas dos perritas, pues se sienten identificados con la vida moderna y cotidiana que representan: padres, abuelos, amigos, profesores… Pero, por encima de todo, adoran la libertad con la que crean realidades a través del juego sin saber que tras ese mundo fantástico hay herramientas imprescindibles para su desarrollo en el futuro.

Un producto innovador

Durante años, los padres y madres de medio mundo han entretenido a sus hijos aparcándoles delante de la televisión. Sin embargo, los creadores de Bluey han roto con lo establecido.

La serie ofrece a los espectadores más adultos la oportunidad de verse a sí mismos en los desafíos que enfrentan los personajes. Al igual que Bluey y Bingo se adaptan al mundo experimentando, Bandit y Chilli salen del segundo plano para enfrentar situaciones de la vida real relacionadas con la crianza, la gestión de ansiedades, los problemas derivados del matrimonio o la falta de espacio propio.

Como cualquier madre, Chilli también necesita tiempo para recargar energías y desconectar: lo raro no es este hecho, pues lo extravagante es que aparezca en una serie de dibujos animados para niños con total naturalidad.

Mostrar este tipo de situaciones enseña a los niños la importancia del autocuidado, el equilibrio y el respeto por las necesidades individuales dentro de una familia. Chilli demuestra que es posible ser una madre comprensiva y amorosa y al mismo tiempo buscar 20 minutos de desconexión.

En la serie también hay espacio para otros adultos como amigos, tíos o abuelos, y para sus problemas como la infertilidad o la falta de entendimiento con la tecnología.

Sin embargo, sobre todas estas figuras adultas destaca Bandit: aunque la serie sitúe a Bluey en el centro, es su padre Bandit sobre el que pivotan la mayoría de los escenarios soñados por sus hijas.

Atrás queda Papá Pigg, siempre objeto de burlas en la familia, con una gran barriga y plenamente incompetente. El papá de Bluey conjuga con maestría la monotonía de realizar las tareas domésticas, lo vemos haciendo la colada, cocinando... Siempre con una increíble capacidad creativa y una paciencia imperturbable.

Hay entre los seguidores una cierta sensación de insuficiencia, al sentir que nunca han jugado también con sus hijos. Los creadores han advertido a los espectadores, por ello, que los capítulos reflejan los 7 mejores minutos del hogar, y que a los perros les gusta mucho jugar.

Una serie de culto

Pese a los remordimientos que afloran en algunos, esta serie de perros ganaderos australianos ya es para muchos una serie de culto. The New York Times valoró el capítulo Hora de dormir - un espectáculo visual sobre cómo los niños concilian el sueño por la noche- como uno de los mejores capítulos de televisión, infantil y de adultos del año 2020.

El primer episodio es sin duda una obra maestra: en este episodio, las niñas, Bluey y Bingo utilizan un xilófono mágico -y todos lo entienden así sin salirse ni por un instante de la fantasía- para congelar a su padre en el espacio y el tiempo. Luego lo colocan en poses ridículas y cómicas, le pintan bigote… y todo envuelto en la alegre Marcha Turca de Mozart.

El uso de la música clásica está presente también en Restaurante fino: allí suena la Primavera de Vivaldi, cuando las pequeñas intentan que sus padres se pongan románticos.

En el capítulo titulado Helado, las niñas bailan en una secuencia deliciosa una alrededor de la otra en círculos al son del Vals de las flores de Tchaikovsky, sin darse cuenta de que sus helados se van derritiendo.

"Lloras por lo mucho que amas a tus hijos"

Todo resulta innovador e insólito Bluey. ¿Cuándo hemos tenido miedo de hacer spoiler de unos dibujos animados para niños? No vamos a desvelar nada del último atrevimiento de los creadores de la serie, que en esta ocasión han optado por sorprender con un fantástico capítulo de 28 minutos llamado La señal.

Tras este capítulos, sin embargo se abren las puertas a una película de Bluey, y se surgen dudas sobre la posibilidad de que no haya una cuarta temporada. Además, se trata de un capítulo tremendamente emocional, que requerirá que muchos espectadores necesiten pañuelos.

El padre de la obra ha sintetizado con maestra su espíritu: “No lloras por el amor de Bandit a sus hijas, lloras por lo mucho que amas a los tuyos, y él simplemente te lo recuerda”