La Carta de Ónega a Lesmes: "Lleva camino de ser presidente vitalicio del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial"

Ahora han pasado veinte meses, señor Lesmes. Veinte meses de provisionalidad y nadie sabe cuántos más puede durar. No me extrañaría que usted y los vocales del Consejo estén batiendo el récord en la prórroga de un contrato que es político, pero también laboral. Y además, presidente, con las manos atadas para ejercer el gobierno de los jueces. Se acaba de demostrar: si deciden proceder al nombramiento de cargos judiciales, siempre habrá alguien que se le echa encima. Y como le conozco personalmente y por muchas referencias, puedo asegurar a mis oyentes que usted está llevando esta prórroga como una agonía. Y sobre todo, con un sufrimiento notable por el propio prestigio del Consejo y de la Justicia.

Es que parece increíble que los grandes partidos, los que se llaman de gobierno y de Estado, sean incapaces de ponerse de acuerdo en una veintena de nombres para una institución. Es que, como usted dijo, es “una seria anomalía”. Es que, si existe un mandato constitucional y unas leyes orgánicas, incumplirlas se parece bastante a la desobediencia. Y es que no se le puede decir al pueblo español que la Justicia y los jueces son independientes, que yo creo que lo son en sus sentencias, si ese pueblo está viendo tantas ambiciones para conseguir el dominio de la institución encargada de su gobierno y la que vela, precisamente, por la garantía de esa independencia.

Yo no puedo saber, señor Lesmes, quién dice más verdad sobre el acuerdo, al parecer abortado, entre el Partido Socialista y el Partido Popular. Ignoro si existió ese whatsapp del señor Casado que daba el acuerdo por cerrado. Pero sí creo que estamos ante una perversión más de la política. Y usted, personalmente y como multitud de españoles, tiene todo el derecho a la indignación.