La carta de Ónega a los economistas de Sánchez: La más reconocida tormenta de cerebros
Y buenas noches colectivas a los cien sabios. Usted, oyente, se preguntará si alguna vez hubo cien sabios al mismo tiempo y en un solo país. Pues le diré que en España, sí.
Y precisamente en este momento. Y Pedro Sánchez mandó localizarlos y les encargó una apasionante tarea: imaginar, incluso crear, la España post-Covid y hacer propuestas y encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan, según la revelación que hizo el diario El País. Es decir, que son ustedes, señores sabios, la auténtica, la genuina, la más reconocida tormenta de cerebros.
Diría que son los representantes intelectuales a los que acude el poder político para que lo saquen del atasco. Están presentando ideas 130 empresarios convocados por la CEOE. Están pensando todos los partidos políticos, que, aunque no siempre lo parezca, a veces también piensan. Y están pensando ustedes. ¿Será por equipos y proyectos de programas? Nunca hemos tenido tantos, si no contamos a los tertulianos.
Y al ver algunos de sus nombres, estoy en condiciones de proclamar que ni los millones de funcionarios, ni los cientos o miles de asesores valen hoy nada a su lado. Ustedes sí que son el gobierno en la sombra. Ustedes sí que van a ser la musa de los gobernantes. Ustedes sí que son una coalición, porque, según Carlos Cué, representan la transversalidad, que tanto gusta pero poco practica don Pedro Sánchez. Y encima, lo harán gratis, eso sí que es servicio a la patria.
Quítese el gobierno la funesta manía de pensar, que para pensar ya están ustedes. Borren del mapa los aparatos de los partidos, que poco pueden plantear al lado de los dictámenes de cien sabios. Que cesen las hostilidades entre líderes, que la palabra de ustedes estará por encima de sus criterios. Me intriga saber cómo resolverán asuntos como la reforma laboral. Me excita descubrir qué propondrán para Cataluña. Me conmoverá conocer qué proyecto tienen para el empleo, para la Sanidad, para la educación, para el cambio climático. Espero con ansiedad los dictámenes de tal concentración de talento. Ya era hora de que alguien dejara de pensar en las urnas y se pusiera a pensar en el futuro del país. Y me imagino ese futuro donde que las discusiones terminarán con un “dijéronlo los sabios, punto redondo”.