Territorio Negro

Territorio Negro: ¿Quién es realmente Sergio Morate?

Sergio Morate ha sido uno de los protagonistas más negros de un verano especialmente negro. Este criminal está desde hace unas horas encerrado en España, desde donde huyó a Rumania tras asesinar en Cuenca a dos mujeres, Laura y Marina, hace ahora un mes y dos días. Manu Marlasca nos cuenta quién es este asesino, cómo fue su crimen, su huida, su captura y qué futuro le espera.

ondacero.es

| 07.09.2015 19:34

Había cometido sus delitos en España, es ciudadano español y el asesinato es también un delito grave en Rumania. Las razones que dio para justificar su no extradición eran casi infantiles: dijo que la familia de Marina, su pareja, le había amenazado de muerte y que como Cuenca es una ciudad pequeña, la repercusión del crimen iba a hacer imposible que tuviese un juicio justo. El juez rumano no tuvo en consideración ni uno solo de estos argumentos y decretó su envío a España. Morate llegó a Madrid el sábado por la noche en un avión militar y custodiado por agentes de la sección de cooperación internacional de la Policía.

Marina Okarnyska, de 26 años, y Sergio Morate Garcés habían sido pareja durante algo más de cuatro años. El pasado mes de enero, la joven de origen ucraniano aunque criada en Cuenca, decidió poner fin a la relación con Morate y se marchó a Ucrania. Hasta allí la siguió Sergio, que intentó que regresase con él, pero la chica no quiso. Marina volvió a Cuenca en Semana Santa durante unos días, trabajó en un bar y regresó a Ucrania, desde donde llegó en verano, al parecer casada, lo que pudo ser el detonante del crimen. Unos cuantos testimonios recogidos por la Policía aseguran que Sergio no había encajado nada bien el abandono: “A mí no me deja ninguna mujer”, decía.

Laura, de 24 años, y Marina eran viejas y buenas amigas. Habían pasado vacaciones juntas a distintos destinos y, pese a que Marina se había ido a Ucrania en enero, seguían manteniendo una férrea amistad. Por eso, Marina le pidió que le acompañase a la casa de la urbanización Ars Natura, donde había convivido con Sergio. Lo ocurrido a partir de ese momento aún no se sabe con claridad, pero tras esa cita, Laura y Marina desaparecen. Y con ella, Sergio Morate.

Las familias denunciaron inmediatamente, la misma noche del 5 de agosto, y pronto la policía tuvo datos que pintaban muy mal. El coche de Laura fue encontrado en las inmediaciones de la casa de Sergio y dentro estaban su bolso con toda su documentación y dinero, su teléfono móvil y unas pastillas que tomaba a diario para tratarse de una afección cardiaca. Además, Laura tenía un perro que seguía en su casa y al que estaba muy unida. En un primer vistazo a las redes sociales de las desaparecidas también se encontró un mensaje de Laura correspondiente al día de su desaparición que era bastante incompatible con una fuga voluntaria. La joven se mostraba muy ilusionada por lo que ella llamaba una nueva etapa, ya que iba a comenzar estudios de peluquería.

La última persona con la que Laura y Marina habían estado era Sergio Morate. Varios amigos comunes certificaron en esas primeras horas la existencia de esa cita, pero, además, Morate también estaba desaparecido. Incluso su familia denunció la desaparición, aunque también colaboraron en todo momento con la policía, que desde el primer momento apuntó a Morate, especialmente cuando conocieron sus antecedentes.

Siete años atrás, antes de comenzar su relación con Marina, Morate secuestró y maltrató a una chica que había sido su pareja. La policía le detuvo y le acusó de detención ilegal, malos tratos, amenazas y lesiones. Pese a la gravedad de lo ocurrido, su condena fue muy benévola: cuatro años de prisión, ya que el juez consideró que el secuestro no había tenido fines ni motivaciones sexuales, lo que le hubiese costado 15 años. Morate pasó solo 18 meses entre rejas y poco después, en el año 2010, tuvo otro tropezón con la justicia, aunque aún más leve.

Morate estaba en libertad condicional, tras la condena por secuestrar a su ex pareja. La policía le detuvo, tal y como contó Interviú hace unas semanas, en la llamada ‘Operación Baltic'. Diez hombres fueron detenidos por corrupción de menores y delitos contra la libertad sexual, acusados de compartir a través de Internet pornografía infantil mediante servidor P2P. Morate aseguró que no había intercambiado material, que las fotos y las imágenes de menores practicando sexo explícito eran solo para su propio consumo. El fiscal y el juez le creyeron y Morate saldó sus cuentas con la justicia con una multa.

Los primeros lugares que se registraron en busca de las mujeres fueron las casas de Sergio y de su familia, una familia que colaboró en todo momento con los investigadores. Haré referencia al comunicado que la familia del asesino facilitó a los medios tras encontrarse los cuerpos de las jóvenes. Se dirigen a la policía en los siguientes términos: “Gracias, nos habéis tratado en todo momento con suma amabilidad y tacto, en nuestro deteriorado estado de ánimo supuso una gran ayuda. Vuestro despliegue de agentes, la forma de proceder meticulosa en los interrogatorios y durante los rastreos nos inspiraba bastante confianza”.

Los agentes del Grupo de Homicidios de la UDEV Central trabajaron mucho con la familia de Morate, ante la certeza de que se iban a convertir en otras víctimas. Registraron palmo a palmo su finca, aunque no encontraron nada. Sin embargo, horas después, un vecino halló en un paraje próximo los cuerpos de las chicas en una fosa cavada por Morate, que las arrojó cal viva para intentar acabar con cualquier rastro de ellas.

Todo parece indicar que el crimen tuvo unos cuantos actos preparatorios y que cavar la fosa y comprar la cal viva formaron parte de esos actos. Hay un dato que hace pensar a la policía que el agujero había sido cavado antes de la cita de Sergio con Marina: la fosa estaba preparada para acoger un cuerpo, no dos. Y recordemos que el asesino no sabía que su ex novia iba a aparecer acompañada en su cita con la muerte, así que el criminal tuvo que improvisar. Y sí hay constancia, hay testigos, de que compró la cal viva antes del asesinato.

Hasta ahora, no hay ninguna evidencia de la participación de otras personas en el crimen. La policía investigó a todos los internos con los que Morate tuvo una relación estrecha en los 18 meses que pasó en prisión. De hecho, durante varios días, un delincuente colombiano amigo del criminal estuvo en el punto de mira de los investigadores porque la fuga del asesino coincidió en el tiempo con un permiso del recluso. Sí se supo pronto que Sergio había pedido ayuda a un viejo amigo, un rumano con el que coincidió en prisión, Istvan Horvath.

Sí, ese es. Istvan fue detenido por la Guardia Civil en 2008, después de que robase un coche con el que provocó un accidente que dejó en coma al ocupante del vehículo con el que chocó. Ingresó en prisión y allí conoció a Morate, que se aprovechó de su buena situación económica para convertirse en benefactor de distintos compañeros de cárcel, entre ellos Istvan. Cuando ambos salieron en libertad, mantuvieron su relación.

Sergio Morate, como tantos otros asesinos, se cree mucho más listo de lo que es en realidad. Cuando emprendió su huida, se llevó dinero en efectivo para evitar emplear sus tarjetas de crédito. Tampoco encendió su teléfono móvil… hasta que no cruzó la frontera de Portbou, momento en el que activó el celular, lo que hizo posible seguir su rastro por toda Europa, a lo largo de los más de 3.000 kilómetros que separan Cuenca de Lugoj, la ciudad en la que fue finalmente detenido por la policía rumana.

La versión oficial es que se le detuvo cuando se tuvo la seguridad de que estaba a tiro. Lo cierto es que la policía española sabía que Morate se iba a juntar en Rumania con su amigo Istvan. Sus comunicaciones, vía telefónica y vía correo electrónico, así lo presagiaban. De hecho, Sergio contactó con su amigo cuando se perdió en Hungría. Hasta el país magiar viajó el rumano para acompañarle hasta Lugoj, donde horas después de entrar en casa de Itsvan, fue detenido por las fuerzas especiales rumanas.

Morate no eligió un buen sitio como destino de su huida. La policía rumana y la policía española mantienen lazos muy estrechos desde hace muchos años. Los grupos de criminales organizados rumanos y, sobre todo, las operaciones conjuntas que han hecho ambos países contra redes de trata de mujeres han convertido a las policías de los dos países en férreos aliados. Agentes rumanos trabajan habitualmente en España y varios policías españoles están destinados allí, así que fue coser y cantar…

La policía española cree que el rumano solo dio cobijo a Morate, aunque todo hace pensar que sabía bien de lo que estaba huyendo, porque su nombre aparecía asociado al de las dos mujeres desaparecidas desde el primer momento. Él mantiene que era amigo de Marina, que no sabía nada, pero es difícil de creer. De momento, está en libertad provisional y es previsible que no haya demasiadas consecuencias penales para él.

Policialmente es un caso casi cerrado. Falta saber qué pasó exactamente tras la cita de Sergio con Laura y Marina, dónde y cómo se cometió el crimen –aunque parece que las dos mujeres fueron estranguladas–, cómo fueron trasladadas hasta la fosa en la que se las halló… Todos esos detalles los darán las pruebas de criminalística que se están haciendo y que continuarán en las próximas semanas, porque, por ejemplo, el coche en el que huyó Morate también ha sido trasladado desde Rumania para su análisis.

Son especialmente duras, pensemos que salen de sus padres: “Debes ser consciente de que no solo asesinaste a esas niñas, has matado a su familia y a la que fue tuya, no existe excusa ni perdón para una atrocidad así, ojalá te encierren indefinidamente”.