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¿Qué se sabe del parricida de Barcelona? Cronología del asesinato de Leo

Martín Ezequiel Álvarez sigue en paradero desconocido tras fugarse del hotel donde asfixió a su hijo Leo, de tan solo 2 años. Así avanza la investigación policial y esta es la cronología del caso.

ondacero.es

Madrid | 31.08.2021 17:02 (Publicado 31.08.2021 17:00)

Comenzamos la temporada de 'Territorio negro' hablando de un crimen que nos sacudía a todos hace hoy una semana, el asesinato del pequeño Leo, un niño que aún no había cumplido los tres años y que fue asfixiado en un hotel de Barcelona por su propio padre. Un ejemplo de manual de esa clase extrema de violencia machista llamada “violencia vicaria", en la que se busca hacer el máximo daño a la pareja acabando con la vida de los hijos. Como José Bretón o como Tomás Gimeno, el caso más reciente, el asesino de Anna y Olivia.

Martín trabaja como economista en el sector bancario. Casado con una mujer de nacionalidad francesa. Vivían en la calle Arizala (Barrio de Sants), a poca distancia del Camp Nou. Muy hincha del Barça, el niño se llamaba Leo por Leo Messi. Hace pocos días, una semana antes del crimen, la mujer le anuncia a Martín que quiere separarse.

En un principio parece que Martín acepta la separación. Se va de la casa familiar. Se va a El Vendrell con sus padres. No hay malos tratos, no hay denuncias, no hay amenazas. Esos días los mensajes son normales.

Martín grabó mensajes amenazantes a su exmujer

El 24 de agosto le pide a la madre llevarse a Leo de paseo. Tres kms y pico hasta el hotel Concordia, en el Paralel, que había reservado el domingo, dos días antes por teléfono. Se registra, paga con una smartbox y se va a la habitación 704. Tarde en la piscina, en la que le hace fotos al niño, le graba y le dice que le diga cosas a mamá. Hay testigos. Y empieza con mensajes amenazantes, del tipo ‘te vas a arrepentir’.

Uno de estos mensajes decía: "En el hotel te dejo lo que te mereces". La madre va al hotel. No la dejan subir, avisan a GUB, sube una guardia, llave maestra: niño encima de la cama, reanimación no puede hacer nada. Ni ella ni los servicios de emergencia. La madre, abajo, en la recepción. Asfixiado con almohada.

Tras matar a su hijo, Martín se presenta en el aeropuerto con la intención de proseguir su huida. El taxista le dice que espere unos minutos. Declaración, le reconoce. No bolsa, ni mochila, sólo teléfono móvil (linterna, lo ve una testigo), que apaga tras dejar el hotel. Cámaras le ve en el aeropuerto, pero el rastro se pierde. No pilla vuelos a su nombre. La alarma está dada desde primeras horas y se chequean listas de pasajeros.

Martín huyó con lo puesto

Se llevó lo puesto. Se registran casas. Falta el pasaporte. Monitorizadas cuentas bancarias, tarjetas de crédito, teléfonos de familiares, declaraciones de testigos (familia colabora y un hermano admite que le dejo el dinero con el que pagó el hotel) en busca de cómplices o posibles apoyos y lugares de fuga.

Huir de esta forma no es sencillo: sin cuentas, sin teléfono, sin tarjetas. Acceso a documentación falsa no es sencillo, no tiene perfil delincuencial, sin antecedentes, familia absolutamente normal. Este caso, sin tiempo para preparar (no hay equipaje ni parece que ayuda).