Antes de comenzar con el tema de hoy, queremos completar ese Territorio Negro de la semana pasada. Nos llamó un buen amigo, comisario de policía y fiel seguidor del programa, quejándose de que después de escuchar todo el espacio, no habíamos aclarado de qué murió el general Prim.
Recogimos aquí la versión oficial, que afirma que Prim falleció tres días después de esa descarga de trabucos que sufrió en la calle del Turco y que le alcanzó en un hombro. Las causas de la muerte no están aún claras. Los expertos de la Universidad Camilo José Cela van a estudiar la momia del general para intentar arrojar luz en este punto. Pero nuestro amigo comisario nos habló de una teoría que está bastante extendida y que puede ser la cierta: en el momento del atentado, Prim llevaba un abrigo de piel de oso, así que ese tejido animal pudo haber infectado las heridas causadas por las postas, provocando una septicemia, una infección generalizada, que acabó con la vida de Prim.
Volviendo al tema de hoy, queremos empezar hablando de un concursante de Gran Hermano llamado Arístides Alonso que gozó de una efímera fama.
Arístides Alonso, más conocido como Aris o Aristidín, tiene 28 años y participó en la última edición de la ratomaquia, como dice nuestro caústico Ferrán Monegal. Entró en la casa de Gran Hermano, pero con una particularidad: fue el primer concursante que pagó por participar en ese concurso de Telecinco.
La casa de subastas por Internet Ebay y la productora de Gran Hermano, Zeppelin, subastaron una plaza en la casa de Guadalix de la Sierra. Aris pagó 69.100 euros para ganar la puja, dinero que oficialmente consiguió recaudando entre familiares y amigos y empleando un dinero que estaba destinado a ayudar a su hermano Montxito, que finalmente murió de cáncer, la misma enfermedad de la que falleció su padre. Esa es la explicación oficial…
Porque hay otra, naturalmente. La pasada semana, Arístides fue detenido, acusado de estar implicado en el atraco a un bingo de Gijón, cometido en febrero de 2011, en el que los ladrones se llevaron 123.000 euros… Y ese dinero pudo haber servido, según la policía, para financiar la entrada de Arístides en la casa de Gran Hermano. El dinero, por cierto, acabó en Cruz Roja.
Desde luego, las fechas cuadran. Pudo ser así, porque la subasta llegó después del asalto.
A primera hora de la mañana del 27 de febrero de 2011, tres personas, dos de ellas encapuchadas y una a cara descubierta, irrumpieron en el Bingo Sporting, en Gijón, cuando en el local solo estaban dos empleadas de limpieza. Amenazaron a las mujeres con una pistola, un arma blanca y una pistola de descargas eléctricas. Las maniataron con bridas y esperaron a que llegara un empleado del bingo que tenía acceso a la caja fuerte. Cuando llegó, le obligaron a abrirla y se llevaron 123.000 euros.
Eso ocurrió hace quince meses, que es lo que ha durado la investigación. En este tiempo, los agentes de la comisaría de Gijón y de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Comisaría General de Policía Judicial, investigaron en círculos de delincuentes que operasen en la cornisa cantábrica: Vizcaya, Cantabria, Asturias…
Y así llegaron desde Gijón, escenario del atraco, a Vizcaya, donde reside este Arístides… La policía cree que Arístides no fue uno de los autores materiales del atraco, pero sí que está detrás del robo, como inductor o como autor intelectual. Los agentes detuvieron a un delincuente rumano relacionado con el ex Gran Hermano y también presunto participante en el atraco. Arístides tenía cierta relación, según las investigaciones, con delincuentes dedicados a hacer pequeños vuelcos, es decir, a robar droga, en este caso marihuana, a traficantes de droga.
Zeppelin dijo, cuando arrancó la última edición del concurso, que era campeón de taekwondo y adiestrador de perros. Lo cierto es que Aris vive, sobre todo, de un magnífico perro, un ejemplar de la raza american bully, que cobra 3.000 euros por monta, y de intermediar en negocios como la venta de coches, de caballos… Y, al parecer, alguna vez había pensado en ser policía, según les dijo a los agentes que le detuvieron.
Arístides está ahora en libertad con cargos y se ha convertido en uno de esos juguetes rotos, en un personaje devorado por su efímera fama.
Y tan efímera, porque Aris duró una semana en la casa de Gran Hermano. Le echaron, con los votos del 58 por ciento de la audiencia, y tuvo que aguantar la reprimenda de Mercedes Milá diciéndole todo lo que la había decepcionado. Pero Gran Hermano es un filón de juguetes rotos, no solo en España…
El episodio más sonado en los últimos tiempos ocurrió en el Gran Hermano de Brasil, donde uno de los participantes, Daniel, fue detenido por violar a otra concursante, Monique. Y lo hizo delante de las cámaras, en una de esas sesiones de edredoning… El problema es que la chica estaba tan borracha que permanecía inconsciente mientras él hacía lo que parecía un acto sexual, digamos, convencional… Pero no fue así, y la policía detuvo a Daniel.
En Argentina, Cristian Urrizaga, participante de la edición de Gran Hermano de 2010, fue detenido después de que un abogado le reconociese, al verle en la televisión, como un tipo que le dio una paliza ocho meses antes y le robó el ordenador.
Algunos programas de televisión buscan esos perfiles y se benefician de los escándalos. Así que los concursantes son o pueden ser juguetes rotos, pero algo prefabricados. Un detalle. En 2010, la policía detuvo en Granada a un joven de 27 años, estudiante de Criminología y Químicas, acusado de traficar con hachís. La policía no difundió la identidad del detenido, días después fue Telecinco en su web quien en un ejercicio de transparencia reveló que el arrestado era Luhay, participante en la quinta edición del programa y que pasó a la historia de la ratomaquia como el que acuñó la frase: “pa chulo, chulo... mi pirulo”.
Y ha habido varias grandes hermanas con un pasado ciertamente turbio. Quizás una de ellas, participante en la primera edición del reality, María José Galera, fue la responsable de que el programa disparase su audiencia. Desde la productora siempre dijeron que ellos no sabían nada de su pasado, pero lo cierto es que la operación salió perfecta: su romance con Jorge, aquel de la pierna encima, la revelación por parte de Interviú de que María José había sido prostituta… Un cóctel que de tan bien que salió parecía prefabricado…
Pero esa mujer no fue la única que ejercía la prostitución antes de entrar en la casa de Gran Hermano. En esa misma primera edición, apenas dos semanas después del caso Galera, Mónica Ruiz fue expulsada cuando se descubrió que ella también había ejercido la prostitución antes de presentarse al casting. Parecía demasiada casualidad, pero lo cierto es que el programa en el que Mercedes Milá, el director del reality y los psicólogos intentaron justificar lo que parecía injustificable tuvo una audiencia de diez millones de espectadores.
Esos concursantes digamos que no se rompieron después de ser famosos, sino que la televisión fue un paréntesis en sus problemas, un intento de salir a flote. Más que juguetes rotos sus historias fueron utilizadas para ganar audiencia. Antes, en la televisión digamos antigua, el asunto era diferente. Los juguetes rotos auténticos fueron personas que llegaron a la fama por su trabajo y luego protagonizaron tristes historias.
Hay una buena lista de ellos. Nos viene a la memoria, por ejemplo, una persona que tuvo mucha fama cuando nosotros éramos muy jóvenes: Sonia Martínez, una presentadora de espacios infantiles. Los oyentes más caimanes, en terminología policial, la recordarán…
Sonia era esa chica morena, muy guapa, que presentaba Dabadabada. Entre 1980 y 1985 presentó varios espacios infantiles, llegó a debutar en el cine, pero las cosas se le torcieron cuando murió su madre. Tuvo un mal matrimonio, dos abortos, comenzó a coquetear con las drogas, desapareció de las pantallas de televisión, donde incluso sustituyó a Alaska al frente de la Bola de Cristal y en 1994, cuando apenas tenía 30 años, murió víctima del sida y la heroína. Sus últimos años los pasó en la indigencia.
La historia de esta chica, que recuerda la de otros personajes, que fueron en su día muy populares y que acabaron igual de mal que Sonia…
Los oyentes más vintage (que nos han reñido por decir viejunos) recordarán al dúo Las Grecas, un grupo de flamenco rock formado por las hermanas gitanas Edelina –más conocida como Tina– y Carmela Muñoz Barrull. En los 70 se hicieron muy populares con canciones como “Te estoy amando locamente”. Fueron apadrinadas por el mismísimo Camarón de la Isla y grabaron canciones compuestas por Enrique Morente y Felipe Campuzano. El grupo se disolvió en 1979 y poco después a Tina se le diagnosticó esquizofrenia. En una de sus crisis, Tina apuñaló a su hermana. Fue encarcelada, pasó por varios establecimientos psiquiátricos, de los que escapó y acabó viviendo en la indigencia hasta que en 1995 murió en un centro de acogida de Aranjuez.
Claro que esos juguetes rotos tardaban mucho más que ahora en hacer ese descenso. Antes costaba mucho más alcanzar la fama, pero también el recorrido hasta esos infiernos era mucho más lento y más largo. A este esquema responde, por ejemplo, la trayectoria de Nadiuska…
Nadiuska, actriz de origen ruso y polaco, participó en un centenar de películas, casi todas ellas de la época del destape, aunque estuvo en el reparto de, por ejemplo, el Conan el Bárbaro de Arnold Schwarzenegger. Hoy tiene sesenta años y desde hace quince no ha trabajado. Su última aparición en las pantallas fue Brácula, Condemor 2, con Chiquito de la Calzada.
El declive personal de Nadiuska también está marcado por la esquizofrenia, que le fue diagnosticada en los años 90, tras varios episodios. En los últimos tiempos, la mujer durmió en la puerta de algunos cines, vagó por las calles de Guadalajara, hasta que ingresó en un centro psiquiátrico de Ciempozuelos regentado por religiosas. La última pista sobre ella la tuvimos hace poco, estaba en un centro similar, en la provincia de Valladolid.
Hablamos de gente que fue muy popular y que su recuerdo ha quedado casi diluido. Pensemos, por ejemplo, en Verano Azul, esa serie estrenada por Televisión Española en 1981. Desde su estreno, los 19 episodios que la formaban han sido vistos por más de veinte millones de espectadores y sus personajes forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones, entres otras la nuestra, por cierto.
El año pasado, recuerdo, se celebraron los 30 años del estreno de la serie y los protagonistas que sobreviven se juntaron en Nerja, el lugar del rodaje…
Y entre ellos estaba, felizmente recuperado José Luis Fernández García, el actor que interpretaba a Pancho, el chico que en la serie descubrió el cuerpo sin vida de Chanquete y pronunció esa frase traumática para miles de los que fuimos adolescentes: “¡Chanquete ha muerto, Chanquete ha muerto!”.
José Luis Fernández, tras formar un dúo musical de escaso éxito con el hoy popular actor de cine, teatro y televisión Juan José Artero (Javi en la serie), se apartó de los escenarios y empezó a coquetear con las drogas. En septiembre de 1989 tocó fondo cuando fue detenido al intentar atracar en Madrid a una mujer a punta de pistola con un arma inutilizada.
El atraco le salió muy mal y fue detenido inmediatamente. En su poder, la policía encontró una papelina de heroína, aunque él dijo que el botín del atraco lo iba a destinar a pagar el aborto de una amiga, algo que casi nadie creyó. Después, con la ayuda de su familia y amigos, entre otros Juan José Artero, dejó su adicción.
A Pancho parece que le fue mejor que a Tina o a Sonia Martínez, desde luego. Pero, como decíamos antes, hay personajes que marcaron una época, que están en la memoria de todos…
Los oyentes tan viejos o más que nosotros se acordarán también de Joe Rígoli, aquel argentino que en los años 70 y 80 encarnó a personajes como Felipito Takatún y que repetía siempre la misma coletilla: “yo sigo”… Pues hoy, después de llegar a cobrar 10 o 12 millones de pesetas al mes, vive en la más absoluta miseria, acogido en la Casa del Teatro de Buenos Aires, una especie de hospicio para viejos actores que no tienen, literalmente, donde caerse muertos. Antes de regresar el año pasado a su país de origen, Rígoli, que tiene hoy 73 años, vagó por las calles de España, donde vivió prácticamente en la indigencia y acudía diariamente a uno de los comedores que Cáritas tiene en Madrid…
Hace ya muchos años, en 1966, el genial Manuel Summers y Tico Medina escribieron y rodaron un documental que se llamaba Juguetes rotos. Summers se fijó en los que en aquella época ya eran juguetes rotos, como el extremo izquierda del Athletic Guillermo Gorostiza, que tras ser todo en el fútbol, residía en un asilo… En un principio, el futbolista iba a ser el único protagonista del documental, pero mientras lo preparaban se dieron cuenta de que ya entonces había en España otros muchos juguetes rotos…
En la película Juguetes rotos aparecían varios toreros –Nicanor Villalta, Francisco Díaz Pacorro– y muchos boxeadores: Hilario Martínez, Luis Vallespín, Ricardo Alís y el mítico Paulino Uzcudun, que llegó a ser campeón de Europa de los pesos pesados… Desde luego, él y otros muchos boxeadores merecen otro Territorio Negro en exclusiva para hablar del triste destino de muchos de estos deportistas.