José Manuel Rodrígez, presidente de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, lleva dos décadas trabajando en la Ribeira Sacra: "era un territorio abandonado y hoy es un modo de vida". "Es un paisaje vitícola que permite que se desarrolle el turismo, que genera muchos trabajos", nos cuenta.
Como denominación de un paisaje vinculado al vino, sería única. La candidatura representa el trabajo de unos hombres y mujeres que consiguieron convertir un terreno en el que era impensable cultivar, en viñedos. Miryam Vázquez, propietaria de las bodegas Rectoral de Amandi, ha continuado la labor de su padre al frente de la bodega que fundó. "El vino se hace en la viña", asegura Vázquez.
"Hay que recuperar el trabajo rural pero hay que dotarlo de nuevos medios. Ponemos en valor la zona, hay 200 viticultores que nos traen sus uvas todos los años. Pero también es crucial tener medios del siglo XXI", nos explica. Trabajar en la Ribeira Sacra es dificultoso, "lleva más de 2800 horas de trabajo", nos explica Rodríguez. Todos esperan con ilusión poder compartir con el resto del mundo sus vinos y su paisaje.