Iñaki Domínguez, periodista, antropólogo y escritor ha pasado por los micrófonos de Julia en la Onda para presentar su libro "Macarras interseculares. Una historia de Madrid a través de sus mitos callejeros". En el libro cuenta la historia de los macarras de Madrid y cómo han marcado la sociedad.
Según Domínguez, al final "todas las tribus urbanas son identidades de consumo", esto es porque esas personas consumen "tres o cuatro productos concretos para que se te vea que perteneces dentro de un grupo". Por ejemplo, los pijos a los que "también se les puede considerar una tribu urbana" surgieron como reacción a la movida madrileña. En ese momento, "hasta los pobres querían ser pijos", pero ahora es al revés, lo que refleja los cambios de la sociedad y la manera de adaptarse.
Originalmente, un macarra era un proxeneta. "Es una palabra que viene del francés y se empezó a usar como insulto hasta que desembocó en una persona callejera, peleona, agresiva y chulesca", ha explicado el periodista. Si bien, su uso ha cambiado con el paso del tiempo gracias los hablantes y el uso de lenguaje. "Si hablas con gente más mayor de los 70 les resulta muy insultante. Uno de Usera me dijo "ese término no me gusta", pero gente más joven no le importa usarla"", ha contado Domínguez.
El macarrismo es "universal", ha asegurado, al tiempo que ha puesto como ejemplo, que en Estados Unidos la palabra "mac" también se usa como proxeneta, mientras que en España es un movimiento "similar en todas las ciudades", aunque la diferencia principal es la vestimenta. "En Madrid el macarra en los 90 llevaba el Pedro Gómez, pero en Barcelona u otras ciudades donde la temperatura es más suave, esa ropa no la llevaban", ha detallado el escritor.
Evolución estética de los macarras
A día de hoy, si bien, el macarra "no es tan visible", porque "las tribus urbanas han desaparecido y ha habido una homogeneización", en palabras de Domínguez. Por ejemplo, a principios de los 70 los macarras llevaban grandes pantalones campana, pelo largo y polos cortos con el ombligo al aire, Esto cambió a finales de esa década y pasan a vestir con pantalones apretados, chaqueta Levis...
En los 80, con la llegada de las tribus urbanas, "muchos macarras son absorbidos por ellas" y en Madrid la más famosa son 'Los Bakalaeros', con sus botas Salomon, sus Levis apretados, su Pedro Gómez -un plumífero que empezó siendo de pijos, pero los macarras los robaban a los pijos-.
Actualmente, "el macarra es más metrosexual", algo que ha sorprendido a Julia Otero. El periodista le ha explicado que hoy los macarras van depilados y llevan tatuajes, como los que salen en programas como Mujeres y Hombres y Viceversa. "El metrosexual es el hijo bastardo del macarra, del macho alfa de los 80", ha expresado.
La influencia de la estética americana
Los macarras han estado muy representados en el cine, como en la película 'Deprisa, deprisa' de Carlos Saura, la mejor película de cine quinqui. Si bien, en estos casos, "los actores de estas películas eran delincuentes reales, su vulnerabilidad se manifestó en su drogadicción y muchos murieron de sobredosis o por sida", ha lamentado el escritor.
Una película que ha tenido mucha influencia es 'West Side Story', que dio "un impulso" a los macarras para ponerse una estética, un nombre... Esto provocó que en los 60 en Madrid hubiera "castellanos ensimismados y extranjeros vividores", esto es porque al traer la base militar a Torrejón crearon la costa Fleming y las barras americanas. Allí también estaba la discoteca Stones, a la que iban los americanos, "se sentían más chulos y mejores, y los españoles los envidiaban", ha aseverado Domínguez.
El periodista también ha recordado que Los Dayson, el primer grupo de Camilo Sesto, era "protegido" por Los Ojos Negros, que se convirtieron en sus guardaespaldas. Esto se ha repetido posteriormente en los 90 con los Madrid Bandas, un grupo de raperos, y el equipo de protección no oficial de Los Poetas Violentos.
Actualmente, a pesar de la presencia de la ultraderecha en los medios y en la sociedad, Iñaki Domínguez ha asegurado que no se puede comparar con lo de antes, porque solo hace falta echar la vista atrás y ver lo que hicieron los Skinheads en Madrid y todo su historial delictivo.
