La confesión de el ex presidente de Cataluña, Jordi Pujol y los casos judiciales abiertos a la familia, justifica, según ha señalado Jiménez Villarejo, todo aquel esfuerzo; "Teníamos razón, estábanos ante una fran trama, se ha puesto de manifiesto que habían delinquido, que habían obtenido beneficios ilícitos".
Mena y Jiménez Villarejo recuerdan el reproche social en el que hicieron su trabajo, intentando sentar en el banquillo a Jordi Pujol y muchos de sus consejeros por el caso Banca Catalana.
Fueron investigando al poder constituido, dice Mena, en medio de un "rechazo social" patente y la incomodidad de una convivencia social en la que "nosotros éramos los malos y los enredadores y nuestro comportamiento era jurídica y moralmente rechazable, y los otros, el poder constituido, eran los buenos y moralmente valorados".
En el fondo de aquella querella finalmente desestimada estaban numerosos préstamos falsos a sociedades administradas por Jordi Pujol y su entorno, quienes "nunca destinaron" aquellos préstamos al concepto declarado, han contado los fiscales a Julia Otero.