ENTREVISTA JULIA EN LA ONDA

Belchite, la invención de la historia que se ha dejado destruir

Hablamos con el Catedrático en Historia Contemporánea, Julián Casanova; el Presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Democrática de Belchite, José Vidal; y con Gonzalo García Vegas, el arqueólogo y codirector del proyecto de exhumación en la localidad zaragozana

ondacero.es

Madrid | 03.11.2021 20:07

Hace unos días conocíamos el hallazgo de una fosa común en Belchite, provincia de Zaragoza, donde podrían estar enterrados hasta 150 cuerpos correspondientes a civiles asesinados por las tropas franquistas antes del estallido de la Guerra Civil. Este descubrimiento, resultado de varios años de investigación de arqueólogos y Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica, ha devuelto el foco mediático a un pequeño pueblo situado a 50 kilómetros de Zaragoza, que antes de la guerra tan solo tenía 3.000 habitantes, pero que desde hace años forma parte de una leyenda bélica viva que nos permite trasladarnos varias décadas atrás.

En el programa de hoy, nos adentramos en la historia de este pequeño pueblo de la localidad zaragozana, y hablamos con algunos de los responsables del proceso de exhumación de cuerpos que se está llevando a cabo allí.

1936, la fase oculta

Nos remontamos al mes de julio de 1936, cuando, según varias investigaciones recientes, un centenar de falangistas fusilaron a varias decenas de vecinos del pueblo que formaban parte del bando republicano. Los cuerpos fueron sepultados en fosas comunes sin que las familias fueran conocedoras de los hechos, y olvidados hasta ahora en el interior del cementerio a varios metros bajo tierra.

Posteriormente y con el avance de la guerra, el pueblo quedó en ruinas a consecuencia de los combates y bombardeos que se sucedieron en unas tierras que fueron testigo de la destrucción de la guerra civil durante meses. Una vez finalizado el conflicto, el líder franquista ordenó mantener el pueblo en ruinas con el fin de poder culpar al bando republicano a forma de propaganda basada en el silencio y la verdad oculta, asentando en el tiempo y en las gentes de la zona la distorsionada y equivocada idea de que todo fue culpa del bando contrario. Dos décadas después, Franco inauguró el que sería el nuevo pueblo reconstruido de Belchite como forma de cerrar viejas heridas a pocos metros de allí.

Un pueblo fruto de la invención de la historia

Según el Doctor y Catedrático en Historia Contemporánea, Julián Casanova, “Belchite es el paradigma de la complejidad de la Guerra Civil en muchos pueblos de España”. Para el Doctor, autor de “El pasado oculto: fascismo y violencia en Aragón”, “el pueblo es una invención de la historia, similar a los legados históricos que vemos en los campos de concentración”. Según afirma “resulta increíble que nadie se haya dado cuenta de que este es un lugar de la memoria histórica para enseñar el pasado y llevar a cabo una revisión de la historia”.

También hablamos con José Vidal, presidente de la Asociación Mariano Castillo para la Recuperación de la Memoria Democrática de Belchite, creada en 2019, y encargada desde hace un mes de desenterrar los cuerpos de centenares de civiles fusilados en los alrededores del pueblo. Asegura que “tratan de dignificar a las personas y divulgar con claridad la realidad de lo que sucedió allí”. Afirma que “siempre se ha tratado de minimizar el impacto que genera este tipo de sucesos sin respeto ni dignidad, lo que supone un cambio en la percepción de los problemas”.

El arqueólogo y codirector del proyecto, Gonzalo García Vegas asegura que “es difícil saber cuántas víctimas hay en total, pero calculamos que serían unas 30 en total, a pesar de que muchos documentos aseguran que la cifra podría acercarse al centenar”. Al abrir las fosas, el equipo encargado de la exhumación extrae los restos, que, según García Vegas, “están maniatados, boca abajo, con muestras visibles de la represión y la violencia a la que estuvieron sometidas estas personas”. Posteriormente deben cotejar el ADN mediante la colaboración ciudadana de familiares de pueblos cercanos que pudieran tener algún vínculo sanguíneo, labor de identificación que, reconocen, “está siendo facilitada por la repercusión que está teniendo el proyecto en los medios de comunicación”.