Juan Manuel de Prada opina que en la fiesta del pasado lunes no hubo "ejemplaridad ni nada" sino "delincuentes" en instituciones y resalta que fue un acto "de exaltación de poder". "La ejemplaridad de los gobernantes es clara, siempre es alguien en quien los gobernados se contemplan", asegura.
Para el gabinetero, actos como ese "dan una imagen muy penosa y hacen que la autoridad moral desaparezca".
El profesor Julián Casanova defiende que la situación actual en la que vivimos determina la opinión de la sociedad respecto a lo ocurrido y que se podría haber prescindido de la celebración. "Hay mucha gente que se mira en su espejo porque suelen predicar más que nadie y consideran que sus acciones son modelo. No hay ética si no eres socialmente responsable", critica.
Por su parte, Xavier Sardà insiste en que "el comportamiento ético siempre es recíproco. En el momento en tú como líder percibes que a la gente le da igual que tú como líder seas éticamente has roto todas las reglas".