Parece que Lance Armstrong ha confesado en el show de Oprah Winfey que se ha dopado. La entrevista fue grabada este pasado lunes, pero será emitida este jueves, pero las filtraciones apuntan a que el ciclista habría admitido que utilizó sustancias dopantes que le valieron para ganar, entre otras cosas, siete Tours de Francia. Tras esta noticia, debatimos en el Gabinete el valor de las confesiones y para qué sirven. ¿Quién sale beneficiado? ¿Qué se consigue con ellas?
Para el General Monzón 'la base de defensa de los abogados está clara por lo que van a intentar el mantener la heroicidad de ganar los siete Tours tras superar un cáncer, y será una confesión a medias. En el ámbito público, irá la confesión matizada con lo que interesa decir en el momento en el que se encuentre su caso. Eso puede influir, no como en España, donde la confesión no tiene apenas valor'.
Elisa Beni, cree que 'la confesión se produce porque el confesante busca un bien, pero en el ámbito penal no tiene valor. Si la confesión no tiene pruebas, no tiene ningún sentido. Además, está confesión puede hacerse bajo presión y no por voluntad, y su finalidad puede ser eso, buscar un fin. Si esta confesión (por Armstrong) no se hace ante un juez y no se vuelve a reproducir, tampoco tiene valor'.
Manuel Delgado afirma que 'la confesión no supone un arrepentimiento. Lo que se busca es que te dejen en paz o que te dejen de presionar. Cualquier policía busca una confesión, y claro que vale para algo. Es una contribución en la culpabilidad que se le achaca'.