Hasta los mercados tienen a veces más sentido común que algunos dirigentes. Solo han pasado 10 o 12 días desde que la sucesora de Boris Johnson anunció su histórica rebaja fiscal.
En lugar de celebrarlo el mercado hizo sus cuentas y se preguntó: ¿cómo van a pagar los británicos en época de no crecimiento económico y con inflación disparada la enorme deuda del Estado si encima deja de recaudar miles de millones de libras?
Las respuestas a las dudas de los mercados fue el desplome de la libra, el colapso de la economía y la intervención del Banco de Inglaterra para salvar los planes de pensiones de millones de británicos.
El tecnicismo que mejor describe lo sucedido allí es "un pan como una hostias" y lo que es peor para cualquier político: el derrumbe de sus expectativas electorales.
Resultado: el gobierno británico ha anunciado que desiste de rebajar esos impuestos a las rentas más altas, las que ganan más de 150.000 libras anuales, aunque sí mantiene de momento las demás.