Angels cuenta que de los resultados de la huelga se harán distintas interpretaciones, cada uno según sus propios intereses. Las pérdidas de un día de huelga se cuantifican de diferentes maneras, se puede mirar la cantidad de producción que se deja de producir (esto se sabe en el momento en que se sepa un porcentaje más o menos claro), por otro lado se puede tener en cuenta que hay una serie de salarios que no se van a pagar y es un coste que se ahorran las empresas. Todo depende de lo que dejemos de consumir o hacer. “Esto debería de ser una cifra oficial y objetiva”.
Los que optan por hacer huelga tienen el descuento del salario de un día y se les resta del salario de la nómina y se descuesta la seguridad social. Hay personas que quieren hacer huelga pero no se atreven por miedo a perder el trabajo y gente que quiere trabajar pero siente miedo por los piquetes. “Habrá personas que no acudan a trabajar y digan que están enfermas, pero hay que tener en cuenta que el absentismo laboral ya está recogido en la reforma laboral y puede verse afectado”.
Sobre los efectos de la reforma desde su puesta en marcha todavía no se pueden valorar claramente, lo que sí se sabe es la cantidad de expedientes de regulación de empleo presentados inmediatamente después. Angels Valls cuenta que esta reforma se diferencia de la que hizo Zapatero hace unos meses, en la estructura de las relaciones laborales, el papel del empresario es muy distinto.
Respecto a las bajas y como consecuencia, el despido, comenta que puede haber despido si en dos meses hay un 20% de bajas o en 12 meses un 25%; es decir, si se falta al trabajo diez días no consecutivos.
Un oyente pregunta si sirve de algo para los trabajadores el manifestarse; Valls cuenta que los sindicatos tienen diferentes roles, un instrumento con el que cuentan es con el diálogo social. “Los sindicatos podrían haber evitado ir a la huelga”.
Sobre el tema de los sueldos, puede bajarse hasta el del convenio colectivo de la empresa y luego puede rebajarse al salario mínimo establecido. Para modificar el sueldo la causa tiene que ser necesaria como una bajada de la producción o de ingresos, pero es más etérea. El trabajador puede reclamar y será un juez el que decida. Si la situación de la empresa mejora, no se vería en la obligación de volver a los sueldos originales.
En lo que se refiere a los expedientes de regulación de empleo (ERE), cuenta que la autoridad laboral antes tenía un papel más activo ya que determinaba su aprobación o no; ahora el periodo de consultas implica que la empresa informe y se preste a negociar de buena fe. La información deberá ser aquella que pueda justificar las medidas que presenta la empresa, pero no está obligada a presentar toda la información sino la que le interese. Aumenta el poder de los empresarios frente a los trabajadores.