Teta redonda y pura más que el huevo,
teta, de un raso blanco, todo nuevo,
teta, que eres envidia de la rosa,
teta, donde el placer halla su glosa,
teta, que no tetita, tan sutil,
pulida como bola de marfil,
y en medio de la cual, suave aspereza,
brilla el pezón igual que una cereza.
¡Teta a la izquierda, teta zalamera,
siempre a la vera de tu compañera!
¡Teta, al ver tu temblor y balanceo
siento en las manos como un hormigueo!
¡Con ellas, y ayudado por la suerte,
qué delicia, palparte y retenerte
¡Mas no te atrevas, loco, a tales juegos,
que otras ganas vendrían, y otros fuegos.