JELO EN VERANO

¿Puede un bacalao predecir una tormenta?

En "Afinando los sentidos" con Ignacio del Valle hablamos con Antonio Martínez Ron sobre su libro "Algo nuevo en los cielos: El gran viaje de la humanidad por los océanos del aire".

ondacero.es

Madrid | 02.08.2022 20:57

En JELO en Verano hablas con uno de los grandes divulgadores científicos de nuestro país, Antonio Martínez Ron, sobre su libro "Algo nuevo en los cielos: El gran viaje de la humanidad por los océanos del aire".

Martínez Ron nos explica que "no había ningún libro, sí que había historias muy completas sobre todo en el ámbito anglosajón sobre la historia de la metodología o la historia de la aeronáutica, pero faltaba el nexo en común, que las dos historias entre otras muchas han sucedido simultáneamente con un montón de implicaciones, todas esas conexiones invisibles que suceden a lo largo de la historia para que se produzca el progreso."

En el libro se explica sobre cómo el bacalao, especialmente el noruego, tiene algo que ver con la previsión del tiempo. "Uno de los muchísimos sistemas que hemos desarrollados los seres humanos intuitivamente para predecir el tiempo se utiliza de modo tradicional en algunos lugares de los países del norte, sobre todo escandinavos. En lo que consiste es en colocar una piel de bacalao seca en la puerta de la casa colgada de un hilo o de una cuerdecilla que de tal manera que cuando hay más humedad o se prevé mal tiempo según gire el bacalao uno puede predecir que va a llegar la tormenta. No es nada científico pero es una de las tradiciones que se desarrollaron de forma intuitiva."

Y no solo se puede predecir el tiempo con animales, "en el siglo XIX hubo en Estados Unidos una polémica sobre cómo funcionaban las tormentas, si eran de carácter rotatorio o ascendente. El meteorólogo que puso fin a aquella polémica fue Elias Lumis. A parte de esto este meteorólogo tenía un gran interés en medir la velocidad máxima que podía tomar el viento en un tornado, los elementos meteorológicos más energéticos junto a los huracanes. Había leído que en algunos lugares donde hay grandes tornados en Estados Unidos que las gallinas llegaban a volar y quedaban desplumadas varios cientos de metros, así que decidió meter una serie de pollos muertos, los disparó y en función del número de plumas que perdieran calculaba la energía y la velocidad del tornado."