Con Guiller Verdín

La historia que no nos contaron: el intento de atentado de la boda de Alfonso XIII y María Victoria de Battenberg

En esta sección ya hemos hablado de un grupo de trabajo de una comisión que investigó el asesinato del presidente del gobierno Juan Prim. A aquel equipo pertenecían la doctora Marimar Robledo, antropóloga forense, profesora universitaria y actual directora del Instituto Europeo de Investigación Criminal y el experto en crimen organizado, delitos artísticos y fotógrafo científico precisamente en estas investigaciones Ioannis Koutstourais.

ondacero.es

Madrid | 02.08.2019 18:41

Los tenemos aquí en JELO. Hablamos con ellos del último libro que sacó Paco Pérez Abellán antes de su muerte, ‘El vicio español del magnicidio’.

Y continuando con las investigaciones de Prim, investigaron otro de los momentos clave que todos hemos estudiado y escuchado: el 31 de mayo de 1906, la boda de Alfonso XIII y María Victoria de Battenberg.

Era la boda del momento, a nivel europeo más potente, invitados de toda Europa, un desfile importantísimo que mucha gente fue a ver. Entre todo eso meollo, encontramos a un tipo que se llamaba Mateo Morral.

Para todo el mundo, Morral es el perfil de un anarquista que por amor a su novia mata a un tirano. Alquila una habitación y mete una bomba en un ramo de flores e intenta atentar pero falla con unos cables. No da con el matrimonio pero sí que asesina a numerosos civiles que estaban ahí. Escapa, casi a la aventura. Lo que nos cuentan es que al final se acaba suicidando.

Esta historia no es así y aquí es donde empieza la investigación de Paco Pérez Abellán y de su equipo.

“Era la segunda vez que intentaba atentar contra el Rey, la primera fue en París y también falló”, nos cuenta Koutstourais.

¿Pudo haberlo hecho él solo? “La logística del atentado es técnicamente imposible que lo hubiese hecho él solo”, afirma Robledo.

Otro dato que han descubierto: había una segunda bomba, que destruye totalmente la teoría de que era un lobo solitario. “Sería complicado que Morrel activase una segunda bomba cuando estaba en el balcón durante todo el tiempo”, afirma Ioannis.

La historia nos cuenta que huye y hace una parada en un mesón, donde lo reconocen y llega la policía. Todos los testigos coinciden en que el guardia le dice que salga fuera y Morrel saca su pistola, le dispara y se suicida.

Lo cierto es que hay unas fotografías de Morral con la camiseta abierta que nos lleva a pensar que realmente no fue un suicidio, por el tipo de pistola que tenía el anarquista.“Es imposible que se suicidase, por la trayectoria de la bala. Si hubiese sido él, habría residuos de disparo en la ropa o en algún sitio y da que pensar que el disparo se produjo a una mayor distancia”. Apunta la doctora Robledo. Por lo tanto, no es una versión fidedigna.