En contra de lo que inicalmente se decía, ha resultado ser un Papa con agallas que ve que el cuerpo no le sigue a su portentosa cabeza pero ha tenido que hacer frente a escándalos de pederastia y a la traición de un mayordomo. Quizá, plantea, Herrera, detrás de la decisión de Ratzinger esté una enfermedad degenerativa y la pregunta que se haya hecho Benedicto XVI sea "qué serán capaces de hacer todos estos conmigo si yo soy inservible".