A pesar de ser el tipo de cáncer más prevalente en nuestro país es uno de los que mejor se puede prevenir si se realizan correctamente cribados a toda la población diana.
“Entendemos por población diana a todas las personas mayores de 50 años, a los que tienen antecedentes familiares de cáncer de colon, aquellas que tienen polipolis intensital y los pacientes de Enfermedad Inflamatoria Intestinal” explica el Dr. Gonzalo Guerra Azcona, director médico del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas.
Según el informe que elaboran todos los años laSociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), en 2022 se prevé que más de 43.300 nuevas personas sean diagnosticadas de cáncer colorrectal. Esto se traduce en 773 nuevos pacientes cada semana.
“El cáncer colorrectal lleva siendo más de una década el de mayor incidencia en España. Y esto sigue siendo así a pesar de la implantación de los programas de cribado a nivel nacional como autonómico y de que cada año se van haciendo más campañas de concienciación que dan a la población la información necesaria para saber qué es el cáncer colorrectal y cómo se puede prevenir” matiza el Dr. Guerra.
Prevenir el cáncer colorrectal
Edad, cánceres colorrectales previos, antecedentes familiares y patologías digestivas (poliposis intestinal y EII), son factores de riesgo endógenos que son inevitables. Sin embargo, se pueden reducir los factores exógenos llevando a cabo algunas medidas que están vinculadas directamente con el estilo de vida:
- Sedentarismo y la obesidad: están asociados al desarrollo de múltiples enfermedades (cardiovasculares, metabólicas, cánceres) y entre ellos se encuentran los cánceres gástricos.
- Alcohol y tabaco: aumentan el riesgo de desarrollo de pólipos en el colon y, con ello, del cáncer colorrectal.
- Alimentación: se debe evitar el abuso en el consumo de grasas, carnes rojas, alimentos ultraprocesados y harinas y azúcares refinados. Por su parte, se debe aumentar el consumo de fibra (frutas y verduras), proteínas de alta calidad como las legumbres, las carnes magras y las grasas. Además, aumentar el consumo de alimentos ricos en calcio (desnatados y vitamina D) podría suponer un beneficio adicional.