EN BUENAS MANOS

La privación de sueño es el desencadenante de las crisis en un 30% de los pacientes con epilepsia

Tal y como recoge la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño, “en Urgencias, por ejemplo, es muy habitual que nos lleguen los fines de semana jóvenes que han sufrido crisis epilépticas tras haber salido de fiesta la noche anterior, cosa que es absolutamente normal a esas edades.

Redacción

Madrid | 13.02.2023 11:53

en buenas manos
La privación de sueño es el desencadenante de las crisis en un 30% de los pacientes con epilepsia | Redacción

La epilepsia y el sueño mantienen una importante relación bidireccional. De hecho, el sueño es un factor importante para el buen control de las crisis epilépticas en pacientes ya diagnosticados. Según la evidencia científica actual, la privación de sueño aguda o crónica, junto con el estrés y el ciclo menstrual, es uno de los tres principales factores principales que pueden provocar o precipitar crisis en las personas con epilepsia. Concretamente, se estima que la privación de sueño es el desencadenante de las crisis en un 30% de los pacientes con epilepsia.

Tal y como recoge la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño, “en Urgencias, por ejemplo, es muy habitual que nos lleguen los fines de semana jóvenes que han sufrido crisis epilépticas tras haber salido de fiesta la noche anterior, cosa que es absolutamente normal a esas edades. Al final, no dormir bien por la noche o no dormir lo suficiente es un factor desencadenante para una crisis epiléptica”, sostiene el doctor Carles Gaig, neurólogo en el Hospital Clínic de Barcelona y vicepresidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES), que señala que los pacientes con epilepsia, y muy especialmente aquellos que presentan epilepsias farmacorresistentes, tienen que poner especial atención en mantener una buena higiene del sueño: “Es algo que se les recomienda desde consulta, porque una buena higiene del sueño puede ser importante para controlarla mejor. En ese sentido, hay dos consejos básicos. Por un lado, intentar mantener unos horarios de sueño regulares. Por otro, procurar dormir no menos de siete horas por noche. Y si pueden ser ocho, mejor todavía”.