Un intenso temor irracional y paralizante por algo que en realidad supone poco o ningún peligro se conoce como fobia, un trastorno de ansiedad. Ocurre cuando la reacción de miedo es desproporcionada teniendo en cuenta el peligro. Quienes sufren este problema intentan evitar lo que les provoca miedo, pero en ocasiones pueden llegar a experimentar crisis de pánico. Incluso pueden sufrir ansiedad anticipatoria antes de enfrentarse o tan solo al imaginar dicho estímulo.
La Dra. Rosa Baños, psicóloga especialista en Psicología Clínica y Catedrática de Psicopatología en la Universidad de Valencia, afirma que “este miedo puede resultar muy incapacitante para algunas personas, lo que afecta a su calidad de vida, provocando un deterioro laboral, social y personal”.
Las fobias se pueden clasificar en tres tipos. Por un lado, tenemos la agorafobia, que se caracteriza por el temor a encontrarse en lugares como un ascensor de los que no puede escapar o pedir ayuda. Por otro lado, la fobia social, en la que la persona tiene miedo asentirse analizada por los demás. Y por último, la fobia específica, caracterizada por ese miedo o ansiedad a objetos y determinadas situaciones, los llamados estímulos fóbicos.
Sus principales síntomas son sudoración, pensamientos distorsionados y temblores o escalofríos.
“Para poder realizar su diagnóstico, es necesario que el temor y la evitación interfieran de modo significativo en la vida normal de la persona”, destaca la experta.
Para el año 2030, la Organización Mundial de la Salud estima que los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo. Las fobias más habituales en mujeres son a los animales y entornos naturales. Sin embargo, en hombres, son las fobias a la sangre y a las agujas. Sea cual sea el motivo, las fobias se han de vencer para que los miedos no frenen nuestra vida. Seguro.