Héroes sin capa

Los militares españoles de la Campaña Antártica hacen cuarentena en Chile antes de partir al Polo Sur

Segunda entrega de los tres episodios que De cero al infinito dedica a la XXXV Campaña Antártica del Ejército de Tierra en la que el contingente va camino de la Base Gabriel de Castilla, ubicada en el Polo Sur, para dar apoyo logístico a los equipos de investigación

David Ferrero Gutiérrez

Madrid | 12.12.2021 03:30

Tras el adiestramiento recibido en Zaragoza, donde se ubica el Cuartel General de la Brigada Logística del Ejército de Tierra, y en otros lugares de España, los trece militares que componen la XXXV Campaña Antártica del Ejército han partido rumbo a la Base Gabriel de Castilla situada en Isla Decepción, a 13.000 kilómetros de España y a un millar del lugar poblado más próximo, con la misión de garantizar el funcionamiento logístico y la seguridad de los investigadores y equipos científicos que pasarán allí los próximos meses hasta finales de marzo.

De los 187 militares que se presentaron voluntarios para formar parte de la Campaña Antártica, solo un reducido grupo de ellos ha sido seleccionado para llevar a cabo esta misión. Con una edad media de 41 años (28 el más joven y 50 el mayor), entre todos han participado en 24 operaciones internacionales.

Antes de su desembarco en Isla Decepción, el contingente ha tenido que someterse a un confinamiento preventivo de siete días en Punta Arenas (Chile) para "evitar que el COVID llegue a la Antártida", como afirma el comandante Víctor Mariño, jefe de la expedición y de la Base Gabriel de Castilla, entrevistado en De cero al infinito. Tras el confinamiento, el equipo ha embarcado en el buque Sarmiento de Gamboa, del CSIC, y surca estos días el Mar de Hoces hacia su destino.

Durante los primeros días, sus tareas se centrarán en poner operativa las instalaciones que llevan ocho meses cerradas y, junto con el equipo científico, estudiar la seguridad de la zona desde un punto de vista sismológico y vulcanológico al tratarse de un volcán activo.

Garantizar un alojamiento confortable, el aprovisionamiento de suministros, el funcionamiento de las telecomunicaciones, la asistencia médica o la seguridad de los desplazamientos de los cerca de medio centenar de científicos que pasarán por la base, son algunas de las labores que los militares españoles realizan desde 1988 en las sucesivas campañas que han llevado a cabo, lo que la convierte en la operación en activo más antigua de las Fuerzas Armadas españolas.