A partir de testimonios de antiguos marineros, informes meteorológicos y registros policiales, el episodio desentraña las contradicciones que rodean la fuga. Algunos tripulantes afirman haber visto una cuerda, pertenencias y una moneda junto a la escotilla trasera del barco, lo que sugeriría una huida terrestre. Otros sostienen que Anglés se lanzó al mar en plena noche con un chaleco salvavidas, el mismo que fue hallado al día siguiente flotando en la bahía. Incluso el Servicio Meteorológico irlandés confirma que esa noche el mar estaba en calma, lo que habría facilitado la maniobra.
Sin embargo, un nuevo testimonio reaviva las dudas: Margaret, una colaboradora irlandesa del equipo de investigación, logra contactar con una fuente que asegura haber visto a Anglés descender del barco en tierra firme. La revelación podría cambiar el rumbo de toda la investigación. Mientras tanto, expertos y testigos coinciden en algo fundamental: nadie salta al agua en esas condiciones sin la determinación de vivir.
Con más preguntas que respuestas, este capítulo se adentra en la parte más especulativa —pero también más humana— del caso: ¿hasta dónde puede llegar alguien con tal de sobrevivir? ¿Fue la última jugada de Anglés una huida imposible… o un pacto de silencio a bordo? La búsqueda continúa. Y por primera vez, parece más cerca.
