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El youtuber que fingió su propia muerte para recuperar 40 euros: "tenía que morir"

El polémico influencer Max Fosgh simula su fallecimiento para reclamar un reembolso y deja al descubierto un vacío legal en las políticas de las aerolíneas.

Samuel de la Fuente

Madrid |

Una mano sosteniendo dinero y un monedero
Una mano sosteniendo dinero y un monedero | Pexels

Organizar tu propio funeral, declararte legalmente muerto y viajar a un territorio sin reconocimiento oficial no son pasos habituales para recuperar 43 euros. Pero esto cambia si te llamas Max Fosh. A este conocido youtuber británico, que posee 4,7 millones de suscriptores, no hay reto que se le resista.

Pero en este último experimento social ha vuelto a superar todos los límites. Y es que ni más ni menos ha fingido su propia muerte para que una aerolínea le devolviera el importe de un billete no utilizado.

"Tenía que morir"

"Tenía que morir, ha declarado con ironía en un vídeo que ya acumula la escandalosa cifra de 1,8 millones de visualizaciones. Todo comenzó cuando Max descubrió que la compañía aérea solo realizaba devoluciones en caso de fallecimiento del pasajero. Y, en lugar de asumir la perdida, Fosh decidió llevar la política de la compañía al extremo.

Viaje a una micronación y certificado inesperado

A lo largo de todo este vídeo, el youtuber británico, detalla cómo valoró otras opciones antes de lanzarse a la "muerte burocrática". Pero antes de esta idea que finalmente ejecutó, se le pasaron por la cabeza otras opciones que finalmente descartó por lo descabelladas que eran. Una de estas fue "intentar parar su corazón durante unos minutos", pero el riesgo le pareció inasumible.

Su solución fue viajar al Principado de Seborga, una micronación no reconocida ubicada en Italia, donde logró lo que parecía imposible, un documento oficial que lo acreditaba como fallecido. Un movimiento que, según el medio BFMTV, habría aprovechado una laguna del sistema, ya que la aerolínea no exige verificar la procedencia del certificado.

¿Fraude o no fraude?

Con el documento ya obtenido, Max Fosh solicitó el reembolso. Y lo logró. Sin embargo, el proceso no termino como esperaba. "No es un fraude, pero es fraude", resume el youtuber en el mismo vídeo, tras confesar que finalmente no decidió cobrar el dinero siguiendo el consejo de su abogado. El dilema ético que se vislumbraba era claro, aunque no cometió una ilegalidad directa, el propósito detrás del acto lo situaba en una zona gris peligrosa.

"40 euros no son mucho, pero no es eso lo que me preocupa. Tras investigar un poco, me di cuenta de que hay personas que han perdido miles de libras por culpa de las empresas", justifica el británico, consciente de la controversia que ha desatado su iniciativa.