Educar a nuestros hijos puede ser uno de los grandes retos que tendremos que afrontar en nuestra vida. Y en muchas ocasiones podemos vernos sobrepasados ante rabietas o enfados de nuestros hijos. Ante situaciones de este tipo es importante que como adultos les ofrezcamos calma, pero nos mantengamos firmes si estamos marcando un límite. Y eso no quita que a la vez validemos su emoción: "Entiendo que estés muy enfadado porque querías seguir jugando, pero ahora es hora de cenar".
También nos puede ayudar seguir ciertas técnicas de crianza, ya que nos pueden ayudar a gestionar mejor momentos complejos y además ayudaremos a nuestros hijos a mejorar su gestión emocional.
La técnica japonesa del "hara hachi bu"
Esta práctica proviene de la isla japonesa de Okinawa, una de las regiones con mayor longevidad del mundo. Y aunque la técnica japonesa del "hara hachi bu" es un principio de alimentación consciente, que significa literalmente "come hasta estar al 80% lleno", esta práctica se puede aplicar de forma muy efectiva a la crianza de nuestros hijos.
Aplicar la técnica japonesa del "hara hachi bu" en la educación de los niños implica enseñarles desde pequeños el valor de la moderación, la autorregulación y la conciencia de sus propias necesidades, no solo alimenticias, sino emocionales y conductuales también.
Por ejemplo, podemos enseñar a los niños a detenerse antes de alcanzar el punto máximo de enojo. Básicamente, esta técnica consiste en fomentar la autorregulación emocional mediante la respiración profunda y la conciencia del cuerpo, ayudándoles a calmarse antes de que la rabieta se intensifique.
La importancia del descanso y el aburrimiento en los niños
La vida frenética que llevamos los adultos puede ser un espejo en el caso de los más pequeños: cargarles de actividades extraescolares y de compromisos constantes puede llevarles a sobreestimulación, algo que debemos intentar mitigar en la medida de lo posible.
A la hora de criar a nuestros hijos es importante aplicar el concepto de “suficiente es suficiente”, es decir, no es necesario siempre más. Y enseñar que la satisfacción no viene de la cantidad, sino de la calidad y el disfrute.
En este sentido, el descanso y el aburrimiento son fundamentales en la infancia, ya que favorecen el desarrollo saludable del cerebro, estimulan la creatividad, y ayudan a los niños a autorregularse emocional y cognitivamente. Aunque a veces se subestiman, son necesarios para crecer bien.
Dormir bien no solo cumple una función de restauración física. Durante el sueño profundo, el cerebro de los niños procesa lo aprendido y consolida la memoria, reduce la irritabilidad, mejora la atención y ayuda a manejar mejor las emociones. Y un aspecto muy importante: la hormona del crecimiento se libera sobre todo durante el sueño nocturno.
En el caso del aburrimiento, actualmente parece imposible. Nuestros hijos, al igual que nosotros, viven pegados a las pantallas y apenas tienen tiempo para aburrirse. Pero cuando no hay entretenimiento externo, los niños exploran el juego libre, inventan historias, usan objetos de manera creativa… Además, aprenden a entretenerse solos, sin depender de pantallas o adultos. Un aprendizaje importante, ya que les ayudará a mejora la tolerancia a la frustración y aprenderán que también se puede estar bien sin tener una gratificación inmediata. Sin duda, el aburrimiento les ayudará a fortalecer su capacidad de espera y autocontrol.

