Los hechos se produjeron sobre las ocho y media del domingo en la estación de Alvarado (línea 1) cuando el conductor acudió al cuarto coche para solucionar una incidencia en el cierre de puertas.
Una vez solucionado el fallo, las puertas se cerraron y con el conductor todavía en el cuarto vagón el tren, en el que dada la hora no viajaban muchos pasajeros, emprendió la marcha "en automático" y circuló así hasta la siguiente estación: Estrecho.
Allí se paró ya que en conducción automática el tren se detiene en la siguiente estación si el sistema de seguridad detecta que el conductor no está a los mandos, por lo que los pasajeros, según las fuentes de Metro, no corrieron peligro durante el trayecto, que se efectuó en unos dos minutos.