Una menor afluencia de público, la atenuación del dispositivo de seguridad y la total ausencia de protestas de organizaciones contrarias a la celebración de espectáculos taurinos han sido, en comparación con años precedentes, las notas características del Toro de la Vega 2017, el segundo sin lanceros y sin muerte en público tras la prohibición impulsada por la Junta de Castilla y León.
El herido, al final del festejo, es un vecino de Málaga, A.M.S. de 37 años, que ha resultado corneado en el muslo izquierdo por Princípe, el astado protagonista de la carrera, un colorado de 630 kilos de pesos y cinco años y medio de edad, de la ganadería de Hermanos Sánchez Herrero. El herido ha sido hospitalizado en el Hospital Clínico Universitario, en la ciudad de Valladolid.
Otro herido, de menor gravedad, ha sido un varón de 65 años, T.M.A., que ha sido desplazado hasta el Hospital Comarcal de Medina del Campo (Valladolid) aquejado de una luxación en el hombro derecho.
Un cuarto de hora antes del inicio del festejo, un manifiesto público escuchado desde los altavoces del recorrido ha reclamado el derecho de los aficionados y de los vecinos de Tordesillas a disfrutar del Toro de la Vega en su formato tradicional, con lanceros de a pie y a caballo, erradicado durante el verano de 2016 fruto de una "injusta imposición" de orden legal, según el texto.
La proclama ha animado a los vecinos y aficionados a defender el Toro de la Vega en su formato histórico por tratarse de la "tradición viva de un pueblo" y de un ritual que constituye un "pilar clave de la antigua tauromaquia, y lamentado el desamparo en que a su juicio ha quedado la población de Tordesillas.
A las once horas, una bomba de mortero ha anunciado el desenjaule de Principe, que en apenas cinco minutos ha bajado las calles del casco histórico desde las inmediaciones de la plaza Mayor y cruzado el puente. El festejo, en una mañana soleada y con una afluencia de público sensiblemente menor que en ediciones anteriores, ha durado algo más de una hora.