Los médicos siguen sin recuperar su estado de salud prepandémico: la precariedad, la sobrecarga y el "burnout", o síndrome del trabajador quemado, han disparado del 15,1 al 38,3 % el número de colegiados que ha acudido a los servicios de salud mental, 2,5 veces más de los que lo hicieron en el otoño de 2020.
Así lo revela la segunda oleada del informe "Repercusiones de la covid-19 sobre la salud y el ejercicio de la profesión de los médicos en España", realizado por la Fundación Galatea, la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial y la Fundación Mutual Médica, y presentado este miércoles.
Realizado con las respuestas de 3.810 colegiados entre diciembre de 2022 y febrero de este año, el estudio señala que el 26 % percibe su estado de salud como regular malo, cuando en el otoño de 2020 era el 23,2 %, y antes de la covid el 6,9 %.
"Es una pena que los datos sean iguales o peores que los de hace dos años y es una necesidad que la clase política atienda la urgencia de mantener nuestro modelo sanitario porque sin salud nadie tenemos nada", ha avisado el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), Tomás Cobo.
Más del 25% de sanitarios toma tranquilizantes
Tres de cada cuatro presenta fatiga, dolor y/o estrés, un porcentaje muy similar al de 2020, aunque ahora el insomnio afecta al 36 % frente al 32,8 %, de acuerdo con los datos desgranados por Antoni Calvo, director general de la Fundación Galatea.
Quienes dicen "no poder más" son el 37,9 %, algo menos que en 2020 (40 %), pero muchos más que los que había antes (12,3 %); del mismo modo, bajan levemente los que se sienten quemados ("burnout"), del 47,4 % al 42,7 %, aunque sigue siendo más del doble que en la era precovid (20,8 %).
Casi la mitad (48 %) se encuentra en riesgo de tener mala salud mental y un tercio se la autopercibe como tal.
El 16 % asegura tener depresión o trastorno de ansiedad; el pico es mayor en mujeres (son el 19 % frente al 12 % de los hombres, aunque están sobrerrepresentadas, por ser mayoría en la profesión), en trabajadores del sector público (17,6 % vs. 12,7 %), con contrato temporal (21,8 %) y de primaria (22,1 %).
Más de una cuarta parte (27 %) consume tranquilizantes o hipnóticos, algo menos que en 2020, cuando era el 29,4 %, aunque antes de la covid suponían el 18,6 %.
Con todo, se ha multiplicado por 2,5 el número de médicos que acuden o han acudido a uno de estos servicios (del 15 % al 38 %). De ellos, el 12,5 % va actualmente (el 9,4 % hace dos años) y el 25,8 % lo ha hecho (11,1 % en 2020), mientras que el 21,8 % considera hacerlo (frente al 12,9 %), con lo que los usuarios reales o potenciales han pasado del 24 % al 60 %.
Los servicios preferidos por los médicos son los profesionales (psiquiatras, psicólogos o psicoterapeutas) privados (39 %), seguidos de cerca por los servicios de atención especializada dirigidos a profesionales de la salud (35 %), como la red Paime (Programa de Atención Integra al Médico Enfermo).
Por comunidades, donde más recurren o recurrirían a estos servicios es Cataluña (42 %), por delante de Andalucía (38 %) y Castilla y León (37 %).
Precariedad y escasa valoración
El 27 % tiene contratos temporales o de interinidad, con predominio de los jóvenes (el 61 % de los menores de 35 años y un 45 % entre los 35 y los 44 años), en el sector público (37 %) y entre los trabajadores de hospital (33 %).
La mitad trabaja más de 40 horas semanales y un 29 % supera las 50, un número muy similar al que realizaban durante la primera ola de la pandemia y algo más elevado que en otoño de 2020; lo hacen sobre todo los más jóvenes, los que trabajan en un hospital y los contratados temporales del sector público.
Tres de cada cuatro considera que su carga de trabajo actual es superior (41 %) o muy superior (37 %) a la de antes de la pandemia, una situación que sienten especialmente las mujeres y los profesionales de atención primaria.
Los colegiados notan el apoyo de los colegas (77 %) y pacientes (71 %), que van perdiendo según se avanza en la escala jerárquica, de forma que un 59 % se siente valorado por su jefe inmediato pero solo el 25 % por los directivos y gerentes de su organización.
Si en la primera ola un 72 % de los médicos se sintieron valorados por la sociedad, este porcentaje cayó a finales de 2020 al 42 % y hoy se sitúa en el 28 %.