Psicología

Siete indicadores de que eres muy egocéntrico y tienes poca empatía con los demás

Ser egocéntrico no siempre significa ser grosero o egoísta de manera obvia. A menudo se manifiesta en comportamientos pequeños y sutiles.

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Alicia Bernal

Madrid |

Grupo de amigos
Grupo de amigos | Pixabay

La percepción que tenemos de nosotros mismos es una cuestión muy subjetiva y personal, pero en la mayoría de casos todos estamos bastante de acuerdo en pensar que "somos buenas personas". Pero a veces, sin siquiera darnos cuenta, podemos caer en hábitos que pueden dañar a nuestro entorno, especialmente si tenemos actitudes egocéntricas.

Ser egocéntrico no siempre significa ser grosero o egoísta de manera obvia. A menudo se manifiesta en comportamientos pequeños y sutiles: cómo escuchamos (o no), cómo reaccionamos ante los demás o cuánto nos preocupamos realmente por lo que está pasando otra persona.

La empatía no es solo un rasgo innato, es algo que se puede fortalecer con el tiempo. Los estudios muestran que practicar la toma de perspectiva, escuchar activamente y hacer un esfuerzo consciente para reconocer las emociones de los demás puede reprogramar el cerebro para que sea más empático. La autoconciencia lo cambia todo.

Repasamos algunas características de personas egocéntricas. Reconocer las señales es el primer paso hacia el cambio, para estar más presente, más comprensivo y, en última instancia, más conectado con las personas en nuestras vidas.

Siempre vuelves a centrar la conversación en ti

A todos nos gusta hablar de nosotros mismos, es parte de la naturaleza humana, pero si cada conversación parece convertirse en una historia sobre ti, puede ser una señal de que eres más egocéntrico de lo que crees.

Piensa en tus últimas interacciones que has tenido: cuando alguien compartió algo sobre su vida, ¿hiciste preguntas de seguimiento? ¿O inmediatamente te lanzaste a contar una experiencia similar tuya?

Es fácil suponer que relatar todo sobre ti es una forma de conectar, pero en realidad, puede hacer que los demás se sientan ignorados.

La verdadera empatía significa tomarse el tiempo para escuchar de verdad, sin que siempre se trate de ti.

No escuchas realmente, solo esperas tu turno para hablar

Compartir consejos o experiencias exitosas con alguien que nos está explicando un problema puede parecer a simple vista una manera de ayudar a esa persona que se encuentra en problemas, pero en muchas ocasiones lo que esa persona necesita es ser escuchado, no recibir simplemente consejos.

Escuchar de verdad significa estar presente en el momento, no solo pensar en lo que vas a decir a continuación. Si te das cuenta de que haces esto a menudo, podría ser una señal de que estás más centrado en ti mismo, que en conectarte realmente con los demás.

Rara vez preguntas a las personas cómo están

Las conversaciones deberían ser una vía de doble sentido, es decir, que ambos podáis transitar por ella en vuestra dirección. Si reconoces que rara vez preguntas a los demás cómo están, podría ser una señal de que estás más centrado en ti mismo de lo que crees.

Los estudios han demostrado que las personas que hacen más preguntas en las conversaciones generalmente son más queridas. Y tiene sentido: cuando muestras una curiosidad genuina por la vida de otra persona, esta se siente valorada y apreciada.

Si tus interacciones giran principalmente en torno a lo que sucede en tu mundo, sin prestar atención a los demás, puedes parecer egocéntrico. Incluso un simple “¿Cómo va tu día?”, puede ser de gran ayuda para demostrar que te preocupas por los demás.

Te enfadas cuando la gente no se centra en ti

¿Alguna vez te has sentido frustrado cuando una conversación no giraba en torno a ti? Tal vez un amigo estaba hablando de sus propios problemas y, en lugar de simpatizar, te encontraste esperando con impaciencia a que terminara para poder volver a centrarte en ti.

Este tipo de reacción puede ser una señal de egocentrismo. Si bien es natural querer atención y validación, esperar que cada interacción gire en torno a ti muestra una falta de empatía hacia los demás.

Las relaciones saludables implican dar y recibir. Si a menudo te sientes irritado cuando otra persona es el centro de atención, tal vez sea el momento de preguntarte por qué.

Te cuesta sentirte feliz por los éxitos de otras personas

Celebrar los éxitos de los demás, incluso cuando su éxito no tiene nada que ver contigo es un acto de empatía. Pero si tu primera reacción a las buenas noticias de otra persona es celos, resentimiento o indiferencia, podría ser una señal de que estás demasiado centrado en ti mismo.

Es fácil dejarse llevar por nuestras propias vidas y comparar nuestro progreso con el de los demás, pero cuando dejamos que la comparación nos domine, nos perdemos la alegría de apoyar a las personas que nos importan.

A veces, la capacidad de celebrar verdaderamente la felicidad de otra persona es un reflejo de nuestro propio crecimiento emocional.

Desestimas los sentimientos de los demás

Es fácil suponer que si algo no nos molesta, tampoco debería molestar a nadie más, pero esa mentalidad puede hacer que los demás sientan que sus emociones no importan.

Las personas no siempre necesitan soluciones o lógica, necesitan sentirse escuchadas. Cuando alguien se sincera sobre sus problemas, ignorar sus emociones solo los aleja. La verdadera empatía significa hacer espacio para los sentimientos, incluso cuando no los entendemos del todo.

Rara vez te disculpas, incluso cuando te equivocas

A nadie le gusta admitir que se equivocó, pero si te encuentras constantemente justificando tus acciones en lugar de disculparte, podría ser una señal de egocentrismo.

Pedir perdón no se trata de admitir debilidad, sino de valorar tus relaciones más que tu ego. Cuando nos negamos a pedir perdón, enviamos el mensaje de que nuestro orgullo es más importante que los sentimientos de otra persona.

No consideras cómo tus acciones afectan a los demás

Cada elección que hacemos (nuestras palabras, nuestro tono, nuestras acciones) tiene un impacto en las personas que nos rodean. Pero si rara vez te detienes a pensar en cómo algo que dices o haces puede hacer sentir a otra persona, podría ser una señal de que te falta empatía.

La autoconciencia es clave para construir relaciones sólidas y saludables. Cuando nos tomamos el tiempo para considerar cómo nuestro comportamiento afecta a los demás, creamos espacio para la amabilidad, la comprensión y la conexión real.