Save the Children denuncia que los niños no pueden salir y se encuentran hacinados en un centro que, inicialmente, se pensó como estancia de tránsito para unos pocos cientos de personas. Pero Moria, ahora convertido en centro de detención, aloja a más de 3.000 refugiados, un tercio de ellos niños y menores no acompañados.
Mientras esperan a que se estudie su situación, la tensión va en aumento y, ante la perspectiva de la deportación tras ser devueltos a Turquía, algunos refugiados amenazan con tirarse por la borda, según advierte la ONG.
Varias ONG han pedido que se suspendan las expulsiones desde Grecia porque no hay garantías de que se hayan respetado el derecho a la protección internacional. Bruselas, por su parte, asegura que ninguno de los devueltos hoy la había solicitado.