Felipe VI ha comenzado su tradicional discurso de Nochebuena haciendo referencia al 40 aniversario de la Transición y a la "convivencia democrática" necesaria para afrontar los tiempos "convulsos" que vive el mundo.
"La Transición fue, ante todo, un ejercicio colectivo de responsabilidad", ha empezado el monarca, que recuerda la actitud del "pueblo español", su "coraje" y la llegada de la Constitución de 1978, así como el proceso de integración europeo.
Menciones a la vivienda, el coste de vida y el debate público
El rey cree que estos acontecimientos afianzaron nuestras libertades democráticas y llama a cuidar estos valores para afrontar el momento que vive España, "tiempos ciertamente exigentes". "Muchos ciudadanos sienten que el aumento del coste de la vida limita sus opciones de progreso; que el acceso a la vivienda es un obstáculo para los proyectos de tantos jóvenes", afirma Felipe VI, que considera que los ciudadanos perciben que la tensión en el debate público "provoca hastío, desencanto y desafección".
Por ello, pide cuidar la "convivencia" necesaria para avanzar en un "mundo convulso, donde el multilateralismo y el orden están en crisis" al atravesar lo que califica como "una inquietante crisis de confianza" que "afecta seriamente al ánimo de los ciudadanos y a la credibilidad de las instituciones".
De los "extremismos" a las "líneas rojas" para recuperar la confianza
El rey también ha hablado de los "extremismos, radicalismos y populismos" que "se nutren de la falta de confianza y desinformación" y advierte a los españoles de las líneas rojas que no deben cruzar para preservar dicha confianza en la convivencia democrática.
Así, Felipe VI ve como líneas rojas que no se deben cruzar el "diálogo", "respeto en el lenguaje y de escucha de las opiniones ajenas", la "ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos" y la "necesidad de situar la dignidad del ser humano en el centro de todo discurso y de toda política".
Por último, el monarca subraya que las ideas propias "nunca pueden ser dogmas" ni las ajenas "amenazas", ya que avanzar consiste en "dar pasos", con "acuerdos y renuncias en una misma dirección": "No correr a costa de la caída del otro (...) España es, ante todo, un proyecto compartido: un modo de reunir y de realizar los intereses y aspiraciones individuales en torno a una misma noción del bien común".

