EN LA ROSA DE LOS VIENTOS

Por qué unas personas aman la Navidad y otras la odian: la clave está en el cerebro

Un estudio publicado por el neurólogo Anders Howard en Copenhague ha descubierto que la clave está en el cerebro, tal y como han comentado en el programa La Rosa de los Vientos, Mado Rodríguez y Juan José Sánchez-Oro.

Nerea Pardillo

Madrid |

Llega la Navidad y la sociedad se divide en dos grupos de personas: los que la aman y los que la odian. Un estudio publicado por el neurólogo Anders Howard en Copenhague ha descubierto que la clave está en el cerebro, tal y como han comentado en el programa La Rosa de los Vientos, Mado Rodríguez y Juan José Sánchez-Oro.

Según un estudio liderado por el neurólogo Anders Howard en Copenhague existe un circuito cerebral que se activa al ver los símbolos navideños. Si bien, hay que tener en cuenta una cosa importante: esto solo sucede si la persona ha celebrado la Navidad durante su infancia.

Dos grupos y un resultado claro

El equipo de Howard escogió a dos grupos de personas de la misma ciudad y de edades similares, pero con una diferencia: un grupo era de una cultura que durante su niñez había celebrado la Navidad intensamente, mientras que el otro procedía de culturas que no celebran esta tradición.

Durante el estudio, todos observaron imágenes relacionadas con la Navidad, imágenes neutras. El resultado fue claro: a las personas con recuerdos navideños positivos se les activaban varias áreas cerebrales clave, ligadas al movimiento, a las sensaciones corporales, la memoria y el sentido de pertenencia, mientras que a las personas del otro grupo no les pasaba nada.

La sensación de nostalgia y pertenencia

"Hay un patrón claro, medible y repetible. El cerebro aprende la Navidad, la construye a lo largo de los años", ha explicado Mado en Onda Cero, y con el paso de los años, como la ha aprendido, se activan los recuerdos, las sensaciones... "Es como ese escalofrío que entra en el cuerpo cuando se produce el encendido de las luces", ha comparado. La Navidad, por tanto, se asocia con la infancia y la nostalgia.

Las personas que no han crecido con ese recuerdo experimentan la sensación contraria. Si en su Navidad, las protagonistas eran la ausencia, el conflicto, las expectativas incumplidas o la tristeza, "el cerebro construye ese recuerdo", y por eso en Navidad son "un poco como el Grinch, pero no es que tengan ningún fallo", ha comentado.

"No significa que seas frío. A veces has tenido una infancia o unos recuerdos en los que, has sido demasiado sensible en un entorno en el que no has podido sostener esa sensibilidad", ha continuado la explicación.

No tiene que ver con ser creyente o no

En relación con la Navidad también existe el conocido como "efecto diciembre", ha comentado Juan José, que está relacionado con la oxitocina -la hormona de la felicidad- y el sentimiento de pertenencia. Es igual que en otras fiestas como carnaval o las fiestas de pueblo.

Sobre la diferencia y relación entre la Navidad y la espiritualidad y sobre si esto se aplica solo a las personas creyentes o a todo el mundo, el estudio señala que este circuito no es exclusivo de la Navidad, sino que se puede activar con otros estímulos y sensaciones. A veces relacionadas con temas espirituales o, por ejemplo, con aficiones como el fútbol, que para algunas personas es un sentimiento. "Se producen esa serie de emociones en la persona de nostalgia, de pertenencia", ha concluido Mado.